Como ya tratamos en artículos anteriores con mayor detalle, el nuevo coronavirus, SARSCoV2, generó una pandemia que tiene a todo el mundo en aprietos; a pesar de que técnicamente es otro virus más de la gripe. Sin embargo, una de las razones por las cuales es un problema para la salud mundial es que, a diferencia de la gripe común, en un porcentaje pequeño pero considerable de personas puede causar síntomas tan graves que llevan a la muerte.
En parte, esto sucede debido a que SARS-CoV2 es un virus que logra evadir a nuestro sistema inmunitario el suficiente tiempo como para replicarse en grandes cantidades. Y esto en personas de edad avanzada y/o con problemas inmuno-metabólicos, causa daño irreparable a los tejidos del sistema respiratorio. En algunos casos, el paciente se queda sin oxígeno suficiente y varios órganos colapsan, causando la muerte.
¿Cómo es que un virus de gripe logra superar la efectividad del sistema inmunitario como para ser mortal? Para entenderlo debemos conocer el trabajo de los interferones.
Las barreras del sistema inmunitario
Para infectarnos, un virus primero tiene que superar la primera barrera que se considera parte de nuestro sistema inmunitario: los sistemas de defensa superficiales del tracto respiratorio. Si el instinto de estornudar y las sustancias de la mucosa nasofaríngea no logran expulsar y destruir químicamente a todos los virus, los que logran evadirla aun deben lidiar con la segunda barrera: las células y proteínas del sistema inmune innato.
De hecho, la mayoría de las amenazas de patógenos como virus o bacterias que recibimos del exterior ni siquiera llegan a enfrentarse con la tercera barrera, el sistema inmunitario adaptativo. Esto porque el sistema inmune innato es extremadamente eficiente, y evolucionó para lidiar con cualquier tipo de patógeno sin necesidad de primero identificarlo para poder montar el ataque apropiado, como es el caso del sistema adaptativo y sus anticuerpos.
Unas de las herramientas del sistema inmune innato son proteínas que genéricamente se conocen como citocinas. Su función básica es activar las señales que le indican a las células inmunes y al organismo en general que hay un agente extraño y hay que erradicarlo. Entre esas citocinas se encuentran los interferones.
Los interferones
Los interferones Tipo 1 (conocidos como IFN-alfa e IFN-beta) son proteínas sintetizadas en ciertas células, y secretadas por éstas cuando son infectadas con algún virus. Su trabajo no es lidiar directamente con el virus, sino alertar al resto de las células vecinas y a las células del sistema inmune sobre la infección.
Este mensaje de alerta activa en las células sanas la sintetización de proteínas y enzimas que inhiben la replicación del virus en caso de que este las infecte. En pocas palabras, los interferones son la manera bioquímica en que una célula infectada le «avisa» a las sanas que es hora de prepararse con las armas necesarias para evitar que la amenaza cause mayor daño.
Los interferones también sirven de señal para las células del sistema inmune, para moverlas a responder lo más pronto posible a la infección. Esto pone en marcha el resto del sistema de defensa que acude al lugar de la infección para eliminar cuanto antes tanto las copias de los virus como las células ya infectadas.
Los interferones Tipo 2 (conocidos como IFN-gamma), son secretadas específicamente por células del sistema inmune (Linfocitos T, células NK y macrófagos) para coordinarse entre ellas, y en este sentido actúan como mediadores entre la respuesta inmune innata y la adaptativa.
Más recientemente descubiertos, los interferones Tipo III, o IFN-lambda, ejercen una función similar a los Tipo I, pero como primera línea de defensa en el epitelio.
La evasión de los interferones
Debido a que la respuesta antiviral innata de los interferones es normalmente muy efectiva, ciertos virus han evolucionado distintas maneras de evadir sus efectos, permitiéndoles replicarse antes de que estas citocinas monten una defensa efectiva.
Ahora se sabe que el nuevo coronavirus SARS-CoV2 tiene esta capacidad, de modo que al infectar una célula, libera componentes que pueden inhibir la sintetización de interferones, al menos el tiempo suficiente como para lograr reproducirse. Este ejemplo de la evolución de los virus y su adaptación a su hospedero es en gran parte precisamente lo que ha hecho a esta infección una pandemia.
Al poder replicarse en suficientes cantidades antes de que el sistema inmune tenga oportunidad de reaccionar, la infección puede pasar desapercibida por unos días, lo que permite al virus ser contagiado a más personas. Pero el mayor problema no es que se transmita demasiado antes de que la persona presente síntomas.
Y es que lo que hace grave y mortal a la enfermedad en ciertas personas también tiene que ver con esta capacidad del virus de retrasar la respuesta de los interferones. Al retrasar la acción del sistema inmunitario, el virus puede replicarse tanto que cause daño inflamatorio grave, especialmente en personas con menor capacidad de contrarrestar la estrategia del virus.
Más sobrepeso, menos interferones
Ya hemos abordado el hecho de que COVID19 es especialmente grave en personas con problemas metabólicos como la obesidad. Para mayor detalle te interesa ese artículo, pero en resumen estudios han corroborado que la obesidad, uno de los componentes del síndrome metabólico, se relaciona directamente con una menor habilidad del sistema inmunitario de lidiar con las infecciones virales.
Ahora sabemos que en parte esta falta de eficiencia inmunitaria se debe a que el estado inflamatorio de la obesidad reduce la respuesta de los interferones Tipo I, y además incrementa la expresión del gen SOCS3, que reduce la capacidad del sistema inmune de responder con las citocinas adecuadas.
Uno de los estudios que abordan esta relación entre la obesidad y la pobre respuesta de los interferones ante las infecciones se llevó a cabo en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, de Hermosillo, México, y fue liderado por el doctor Elí Terán, quien ha opinado que «nada afecta más a quien contrae COVID-19 que la obesidad».
La falta de salud metabólica relacionada con la obesidad, además fomenta la tormenta de citocinas que resulta de la respuesta retrasada y sobrecargada de estas proteínas del sistema inmune.
Potenciar la respuesta de los interferones
Así que ya con esto podemos suponer que para limitar la capacidad del virus SARS-CoV2 de evadir la respuesta inmunitaria de los interferones, hay que perder varios kilos en caso de obesidad o sobrepeso. Y es cierto, ya que independientemente de que el virus cuente con la capacidad de evadir los interferones, eso no quiere decir que nuestra células no puedan responder a dicha estrategia.
Es claro que una efectiva salud metabólica e inmunitaria es clave para lidiar con la infección, lo que incluye montar una respuesta eficaz de los interferones. De hecho este es uno de los aspectos que se estima hacen la diferencia entre desarrollar COVID19 leve y resultar enfermo de gravedad.
En consecuencia, es útil conocer formas en las que podemos mejorar esta respuesta inmunitaria, y permitirle a los interferones actuar a tiempo en contra del virus.
Vitaminas C y D y zinc
La vitamina C fomenta la producción de células inmunitarias y de anticuerpos, así como la sintetización de interferones que inhiben directamente la acción de los virus, evitando que se introduzcan a células sanas.
Y como ya abordamos también en videos y artículos, tanto la vitamina D como el zinc son esenciales para la eficiencia del sistema inmunitario en general, incluyendo su capacidad de sintetizar y liberar interferones. Más información sobre la primordial importancia de la vitamina D en este video: La Vitamina D y el sistema inmunitario
Fitonutrientes
Varios compuestos orgánicos producidos por ciertas plantas, conocidos en general como fitonutrinetes, se sabe promueven efectos antiinflamatorios, antioxidantes, e inclusive anti cáncer, al modificar múltiples factores celulares.
Uno de estos es la apigenina, un falvonoide que se encuentra en el perejil, la cebolla, las naranjas, el té de manzanilla, el gérmen de trigo y algunas especias. Este compuesto refuerza el efecto inhibidor del los interferones Tipo I, mejorando su eficacia.
La curcumina es un fitopolifenol con múltiples beneficios relacionados con la hormesis, es decir la capacidad del organismo de reforzarse en respuesta a ciertos tipos de estrés, como la restricción calórica. Uno de esos beneficios es su poder antiinflamatorio, el cual en el caso de la respuesta de los interferones funciona como un modulador de la excesiva respuesta de estas citocinas.
Esto es importante en enfermedades virales como la COVID19, debido a que cuando la respuesta de los interferones se retrasa, puede resultar contraproducente y promover la tormenta de citocinas que puede hacer grave y mortal las infecciones virales respiratorias. Ya hemos tratado sonre esta sustancia en el artículo: Cúrcuma: la superespecia multibeneficios.
Lácteos fermentados y probióticos
La microbiota intestinal juega un papel clave en la efectividad del sistema inmunitario. El yogurt (leche fermentada con Lactobacilus bulgaricus y Streptococcus thermophilus) se considera un alimento funcional que promueve la salud de los microorganismos comensales benéficos.
Estudios indican que las bacterias lácticas pueden inducir la producción de interferones en las personas sanas. De hecho, en general estudios están encontrando que un microbioma saludable promueve una más eficiente respuesta inmunitaria, en parte porque algunas especies sintetizan nutrientes que fomentan y mejoran la respuesta de los interferones tipo 1.
La salud de nuestra microflora es básica para la salud en general, y también ya lo abordamos en este artículo: Cuida tu segundo cerebro.
Proteínas de calidad
La sintetización adecuada de cualquier proteína que el organismo requiere para funcionar adecuadamente, como los interferones, depende de los bloques constructivos que le proveemos mediante la alimentación. Por esta razón es tan importante para la salud inmunitaria el consumo adecuado de proteínas que contengan la mezcla saludable de los aminoácidos esenciales y no esenciales.
Compuestos y aminoácidos como el ácido ferúlico, el ácido lipóico, la n-acetilcisteina, la glucosamina y la glutamina son relevantes en la sintetización de proteínas necesarias para el adecuado funcionamiento de la respuesta inmunitaria. Se encuentran en mayores y mejores proporciones en proteínas de origen animal, como pescados, aves y carnes, de preferencia salvajes o alimentados con pastos, y que no pasaron su vida encerrados.
Aunque existen proteínas en los vegetales, no superan ni en cantidad ni en calidad a las que podemos conseguir de los alimentos de origen animal, razón por la cual una dieta vegana o vegetariana es menos práctica y eficiente desde el punto de vista nutricional.
Suplementos para mejorar la respuesta inmunitaria
Además de nutrientes que podemos conseguir de los alimentos, existen algunos suplementos o nutracéuticos que los concentran y pueden inhibir los efectos oxidativos de las infecciones, así como promover la adecuada respuesta de los interferones.
Estos suplementos ya los abordamos en este artículo, interesante especialmente en caso de contagio no solamente por el nuevo coronavirus sino por cualquier otro virus similar: Suplementos contra virus RNA: estudio.
Y antes de finalizar, los interferones también se conocen como medicamento, ya que se sintetizan artificialmente y se utilizan como tratamiento farmacéutico contra infecciones, y de hecho son otra opción para lidiar con la versión grave de COVID19. Pero, como ya sabes, en Cuidate Hoy nos enfocamos en la salud preventiva y en la promoción de la menor dependencia posible de tratamientos farmacológicos.
Así que, a mejorar nuestra respuesta de los interferones propios y naturales que la evolución nos dió para lidiar con la constante amenaza de los virus como el SARS-CoV2.
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