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Anemia epidemia moderna

Anemia, epidemia moderna

La anemia no es sólo un problema de desnutrición sino también de malnutrición, una diferencia sutil pero importante en nuestro entorno alimentario moderno.

En una era de abundantes opciones de alimentos en cada vez más países del mundo, podría parecer paradójico que la anemia –una condición a menudo asociada con la desnutrición– siga siendo un importante problema de salud pública. Sin embargo, este trastorno sanguíneo, caracterizado por la falta de glóbulos rojos sanos para transportar el oxígeno suficiente a los tejidos del cuerpo, afecta a millones de personas en todo el mundo.

Y aunque no lo creas, la dieta occidental moderna gradualmente al alcance y adoptada por todo el mundo, desempeña un papel importante en este problema de salud mundial.

Anemia, problema también de ricos

La anemia, en particular la anemia por deficiencia de hierro, sigue siendo el trastorno sanguíneo más común a nivel mundial. Si bien sus causas varían entre los países desarrollados y en desarrollo, la influencia de los patrones dietéticos occidentales es cada vez más evidente en ambos contextos, tanto por escases cómo por abundancia de alimentos.

Por ejemplo, en los países desarrollados, donde no existe escases de alimentos, la dieta occidental, caracterizada por un alto consumo de alimentos ultraprocesados, carbohidratos refinados y productos basados en aceites vegetales, puede parecer rica en nutrientes como el hierro a primera vista. Sin embargo, la calidad del hierro y su absorción cuentan una historia diferente.

Los alimentos ultraprocesados a menudo carecen de los nutrientes necesarios que ayudan a la absorción de hierro, como la vitamina C, o simplemente la forma de hierro abundante en esos alimentos, generalmente basados en plantas, no es la que se absorbe mejor. Además, la ingesta elevada de calcio a través de los productos lácteos, si bien es beneficiosa de otras formas, puede inhibir la absorción de hierro cuando se consume en exceso.

Anemia moderna

La desventaja de la alimentación basada en plantas

El aumento de las dietas vegetarianas y veganas en los países occidentales desarrollados, que comúnmente se adoptan por razones éticas o de consenso sobre la salud (ya desmitificamos este mito), también puede contribuir a la deficiencia de hierro si no se planifica cuidadosamente.

Las fuentes de hierro de origen vegetal (hierro no hemo) son menos fácilmente absorbidas por el cuerpo en comparación con las fuentes de origen animal (hierro hemo), lo que requiere una planificación de comidas más consciente para satisfacer las necesidades de hierro.

En otras palabras, una alimentación sin alimentos de origen animal como base, requiere de mayor esfuerzo e inversión para ser saludable.

Anemia en los países en vías de desarrollo

En los países pobres y que apenas comienzan a considerarse emergentes (o en vías de desarrollo), la historia es diferente. Aquí, no solamente la población tiene escases de alimentos suficientes o nutritivos, sino que a medida que las cadenas occidentales de comida rápida y los productos alimenticios procesados penetran en estos mercados, las dietas tradicionales que sostuvieron a su población por siglos, están siendo desplazadas.

Este cambio dietético no sólo reduce la ingesta de alimentos ricos en hierro que pudieron haber consumido aunque no haya sido en abundancia, sino que también introduce elementos que dificultan la absorción del poco hierro. El mayor consumo de bebidas azucaradas, por ejemplo, puede limitar la absorción del hierro cuando se consume con las comidas.

Pueba de sangre para anemia

Epidemia moderna

Además, la tendencia mundial hacia la globalización y la urbanización a menudo conduce a una reducción en la variedad de alimentos consumidos, ya que la gente depende más de opciones ultraprocesadas y convenientes. Esta reducción de la diversidad alimenticia puede limitar la ingesta de hierro y otros nutrientes esenciales cruciales para prevenir la anemia.

El impacto de estos cambios en la dieta se ve agravado por otros factores en los países en desarrollo. Las infecciones parasitarias, que siguen siendo una causa importante de anemia en muchas regiones, pueden verse exacerbadas por servicios de sanidad deficientes, a menudo asociados con una urbanización rápida y no planificada.

La doble carga de la malnutrición –donde la desnutrición coexiste con la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación (como la diabetes)– complica aún más el panorama de la anemia en estos países.

Tomar cartas en el asunto

Es crucial reconocer que la anemia no es sólo un problema de desnutrición sino también de malnutrición, una diferencia sutil pero importante en nuestro entorno alimentario moderno. Incluso en abundancia de alimentos, nuestras dietas pueden carecer de los nutrientes esenciales necesarios para una salud óptima.

Abordar la anemia en el contexto de las dietas modernas requiere un enfoque multifacético. En los países desarrollados, esto podría implicar educación sobre la planificación de comidas ricas en alimentos de origen animal, la importancia de combinar fuentes de hierro con potenciadores de la absorción y repensar nuestra dependencia de los alimentos muy procesados. Por otro lado, en los países en desarrollo, puede ser clave preservar partes de los sistemas alimentarios tradicionales y al mismo tiempo mejorar la educación nutricional y los servicios de sanidad en general.

Hierro hemo de alimentos de origen animal

Conclusión

Con todo lo anterior, queda claro que la anemia sigue siendo un problema de salud crítico, estrechamente relacionado con la evolución de nuestro panorama alimenticio. Al comprender estas conexiones, podemos trabajar personalmente y como sociedad, para encontrar soluciones que garanticen que a nadie le falten los nutrientes esenciales para una vida saludable.

 

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Nelson Razo

Nutriólogo enfocado en recuperación de la salud metabólica y la reversión de enfermedades metabólicas, basado en la más reciente evidencia y la promoción de la salud y el bienestar de largo plazo.

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