Todo mundo espera la vacuna para dejar de preocuparse por la sana distancia y demás medidas ante la pandemia de COVID19. Los medios de comunicación lo saben y todos los días publican algo al respeto, dando a entender que la cura esta cercana. Y los políticos hacen lo mismo.
Sin embargo, la evidencia científica apunta a que la vacuna puede no ser efectiva precisamente en el sector a quienes COVID19 afecta más gravemente: las personas con obesidad y enfermedades crónicas. En otras palabras, aun cuando tengamos una vacuna, su efectividad no será segura para todos, por lo que podríamos tener una epidemia permanente. Veamos por qué.
Ambiente perfecto para el virus
Parece que poner toda la esperanza en la solución de los efectos de la pandemia en el desarrollo de una vacuna podría resultar un error que seguirá costando vidas y riesgos innecesarios.
Como ya abordamos en el post “Obesidad requiere más tiempo de cuarentena“, una persona con obesidad es para el SARS-C0V2 el ambiente perfecto para reproducirse y ser una enfermedad contagiosa por mucho más tiempo. Esto debido a que el estado inflamatorio crónico de la obesidad disminuye la efectividad del sistema inmunitario adaptativo, es decir las células inmunes que se encargan de lidiar con el virus en el mediano y largo plazo, específicamente los linfocitos T auxiliares.
Este hecho comprobado con numerosos estudios en otras infecciones similares, está acaparando por los titulares de algunos medios internacionales gracias a la opinión de expertos han atado los cabos que apuntan a que, como sucede con otras vacunas, la eventual vacuna contra el nuevo coronavirus es muy probable que no funcione efectivamente no solamente en personas con obesidad , sino en general en cualquier persona con problemas metabólicos relacionados con la resistencia a la insulina.
La importancia de la salud metabólica para la vacuna
¿Por qué es esto tan importante saber y entender esto? Por dos razones.
Uno: más de un tercio de la población de los países desarrollados y emergentes tienen algún grado de obesidad. Y si tomamos en cuenta desde el sobrepeso, podríamos incluir a más de la mitad de toda la población adulta. Y en México también a un gran porcentaje de niños.
Como ya sabemos, el aumento constante en la incidencia de obesidad se considera una pandemia desde hace varios años, una que no solamente precede, sino que además hace más grave la de COVID19, por lo que a la unión de ambas se le ha denominado sindemia. Precisamente lo que ha hecho tan grave a la epidemia en México y Estados Unidos.
¿Y la otra razón? El problema metabólico subyacente en la obesidad que promueve y sostiene todas las demás enfermedades crónicas, la resistencia a la insulina, es un problema que se calcula es prevalente en dos tercios de la población, con o sin obesidad. Tener algún nivel importante de resistencia a la insulina es un marcador de pobre salud metabólica que fomenta precisamente la disfunción del sistema inmunitario.
Y como ya abordamos en un post anterior, la resistencia a la insulina es una condición que normalmente no se diagnostica sino hasta que ya se ha convertido en un problema de prediabetes o inclusive diabetes completa. De modo que, si nos ponemos estrictos, se calcula que en Estados Unidos solamente el 12% de la población es metabólicamente saludable. Es decir que es muy probable que la vacuna contra COVID19 solo sea realmente efectiva en un 20% de la población. Y el caso no es muy diferente en México.
Menos saludable de lo que crees
Según los datos de la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, relacionando los marcadores de insulina y glucosa de la muestra representativa de encuestados a quienes se les llevaron a cabo estudios sanguíneos, solamente el 17.4% cuenta con un HOMA-IR de 1.0 o menos, lo que se considerara metabólicamente saludable por sensibilidad óptima a la insulina.
¿Necesitas una razón más conocida para tomar todo esto en cuenta, dejar de esperar que la vacuna sea la solución, y comenzar a ocuparte de mejorar tu salud metabólica? Las vacunas contra la gripe normal son en realidad efectivas solamente en personas con sistemas inmunitarios saludables. Y aun así cada año esas vacunas son reformuladas debido a la velocidad con la que el virus cambia. ¿Y qué crees que se espera que suceda con el SARS-CoV2?
La diferencia es que este nuevo coronavirus es mucho más grave que el de la gripe común. ¿Ahora entiendes el problema?
Deja de esperar la vacuna
En resumen, COVID19 es una enfermedad mortal porque, como ya hemos analizado a fondo nuestro artículo sobre cómo mata el coronavirus, se aprovecha de un sistema inmunitario débil. Y un sistema inmunitario débil para lidiar con este y cualquier otro virus es precisamente el de una persona con una pobre salud metabólica. Innumerables estudios ya existen al respecto.
Y las personas con obesidad tienen precisamente una pobre salud metabólica que promueve la reacción inflamatoria excesiva que hace grave y mortal al nuevo coronavirus. De modo que la solución real para volver a la verdadera normalidad no es una vacuna, sino una salud metabólica que solamente se alcanza con una buena alimentación y un estilo de vida activo que naturalmente fortalezca el sistema inmunitario. Ante COVID19 y cualquier otra epidemia que venga después. Porque vendrán.
Así que, tomando en cuenta todo esto, es mejor dejar de poner todas nuestras esperanzas en una solución de corto plazo, así como dejar de basar nuestros conocimientos sobre la pandemia de COVID19 en noticias sensacionalistas que no analizan los detalles.
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