Todos sabemos que los refrescos contienen demasiada azúcar. Además ya sabemos que el azúcar es técnicamente veneno para el organismo, y que es una de las principales causas que fomentan el síndrome metabólico.
Aun así, México sigue siendo uno de los mayores consumidores de refrescos en el mundo, razón por la cual cada día aumenta el esfuerzo de organizaciones y expertos en la promoción del daño que el consumo de bebidas azucaradas le hace a la salud.
Y el problema no son solamente los refrescos en específico, sino en general todas las bebidas con azúcares añadidos, desde jugos y néctares hasta bebidas elaboradas en base de polvos de sabor. Dicho problema radica en la fructosa que actúa como endulzante, la cual, en estudios modernos se ha encontrado genera daño metabólico mucho más rápido de lo que se creía.
El problema de la fructosa
Las bebidas azucaradas tienen fructosa porque los más baratos endulzantes (como el jarabe de alta fructosa) están elaborados en base a este tipo especial de carbohidrato. El problema radica en que el metabolismo de la fructosa es muy diferente al de la glucosa, el carbohidrato simple constituyente, por ejemplo, de las harinas y también de las propias azúcares.
A diferencia de la glucosa, que se puede quemar en casi todas las células del cuerpo, la fructosa solamente se metaboliza en el hígado, aumenta la lipogénesis (creación de grasa a partir de los carbohidratos), y no activa los mecanismos de saciedad como la leptina y la ghrelina, lo que hace que comas más.
Además, y lo que es peor, la fructosa genera rápidamente resistencia a la insulina, sin necesidad de aumentar el índice glucémico, precisamente por lo que en el pasado se consideraba la fructosa «mejor» que la glucosa, ya que no promueve el aumento de glucosa detectable en la sangre.
Prediabetes en 9 semanas
Varios estudios ya han encontrado esta tendencia de la fructosa a causar resistencia a la insulina, lo que en consecuencia promueve en el organismo los principios de diabetes. En uno de esos estudios la resistencia a la insulina fue 25% mayor que los que recibieron azúcar extra con sus alimentos, en comparación con quienes no recibieron alimentos con azúcar.
Otro estudio encontró algo similar al darle a participantes calorías extra en forma específicamente de fructosa, lo cual generó también resistencia a la insulina.
Pero el estudio más interesante consistió en proporcionar a un grupo de personas 25% de sus calorías en forma de fructosa, mientras que al otro grupo ese mismo 25% de calorías fue proporcionado en forma de glucosa. Es decir que un grupo consumió como parte de su alimentación diaria bebidas endulzadas con fructosa, mientras que el otro consumió bebidas endulzadas con glucosa.
Así, los resultados reportaron que la fructosa consiguió un efecto en el hígado que generó un mayor nivel de resistencia a la insulina a nivel prediabetes, el cual solamente requirió 9 semanas.
Cabe destacar que todos los participantes del estudio estaban previamente libres de prediabetes.
Círculo Vicioso
Resultados como los de estos estudios demuestran que no es solamente el contenido de carbohidratos el que genera rápida resistencia a la insulina, sino que el factor que acelera la diabetes es el contenido de fructosa.
Y no hay que olvidar que es la resistencia a la insulina la que además fomenta la obesidad y en general todas las condiciones integrales del síndrome metabólico. Y este es un círculo vicioso que se alimenta a sí mismo, convirtiéndose al final en diabetes irreversible, hipertensión, infartos y muerte.
Así que, sea refresco o jugo natural, la fructosa que los endulza te puede hacer diabético rápidamente sin siquiera darte cuenta, hasta que el problema requiera intervención médica, y hasta quirúrgica.
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