Todos sabemos que el consumo excesivo de sodio aumenta la presión sanguínea. Nos lo sigue afirmando el canon nutricional y de salud hasta la fecha; sugiriéndonos eliminar o minimizar el consumo de sal (la principal fuente de sodio en la dieta). De hecho, es uno de los puntos nutricionales que se destacan en el etiquetado frontal de los alimentos procesados.
Sin embargo, simplemente reducir el consumo de sal no resuelve el problema de la hipertensión, como lo comprueba la epidemia de enfermedades cardiovasculares actual, y como lo están comprobando estudios recientes.
De hecho, se está encontrando que reducir el consumo de sal puede ser una de las causas del aumento de enfermedades cardiovasculares. Directa e indirectamente.
El problema no es la sal
En un reciente estudio de revisión publicado en The American Journal of Medicine, encabezado por el Dr. James DiNicolantonio, investigador cardiovascular del Saint Luke’s Mid America Heart Institute, se analizó el cúmulo de información especializada sobre el rol del consumo de sodio en la salud cardiovascular, llegando a la conclusión de que las décadas de recomendaciones de reducir el consumo de sal han estado fundamentadas en insuficiente evidencia.
«El consumo de una dieta alta en sal no es la causa de la hipertensión, sino que existen otros factores que la promueven», explica el equipo de investigadores en el estudio. Según sus conclusiones, la idea que por décadas se promovió ha estado basada solamente en opiniones, y no en evidencias científicas concretas y suficientes.
Poca sal es aún peor para la salud que el exceso
La revisión de la literatura científica sobre la relación sodio-hipertensión encontró que reducir la cantidad de sal que se consume en la dieta puede ser peor que su exceso para la salud.
Restringir el consumo de sal, paradójicamente, puede ser la causa de hipertensión y eventos cardiovasculares. ¿Por qué? Una de las razones principales: la reducción de sal promueve el aumento del consumo de alimentos ricos en azúcares, los cuales hasta hace poco se están considerando restringir; pero hasta la fecha no se ha hecho de la manera en que se ha promovido la restricción del sodio.
El azúcar en la dieta es un cristal blanco mucho más problemático que la sal para fomentar la hipertensión. Además, no olvidemos que el sodio es un mineral extremadamente importante para la salud.
Necesitamos sodio para mantener la salud
El sodio de la sal es un electrolito esencial en la función celular de todos los tejidos del cuerpo, y como lo explica el estudio, el cuerpo evolucionó para administrarlo eficientemente. De esta manera, el exceso de sodio difícilmente afecta al cuerpo, ya que existen sistemas que lo regulan. Sin embargo, el déficit de sal sí causa muchos problemas.
Uno de tantos es que el déficit de sodio fomenta la resistencia a la insulina, y en consecuencia promueve la obesidad, la diabetes y el resto de las condiciones del síndrome metabólico.
Así que, al reducir el consumo de sal supuestamente para evitar enfermedades cardiacas, en realidad estamos promoviendo dichos problemas. Y muchos más.
En conclusión, el problema no es la sal, sino los alimentos de los cuales la obtenemos en nuestra alimentación. Especialmente de alimentos procesados comercialmente que utilizan además de mucha sal para mantenerlos apetitosos y conservados, mucha más azúcar para enmascarar lo salado.
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