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Dulce depresión: el consumo de azúcar te deprime

El consumo de alimentos y bebidas con azúcar aumenta el riesgo de desórdenes de estado de ánimo, como la depresión. Estudios ya no dejan lugar a duda.

Ahora sabemos, con cada vez más estudios, que la adicción al azúcar impacta con el tiempo muchas áreas de nuestra vida: el cuerpo, el cerebro y hasta la regulación del estado de ánimo. De hecho, viéndolo de esta forma, el azúcar comercial se elabora exactamente como una droga, refinándose cada vez más hasta conseguir el concentrado de sucrosa más dulce (y adictivo) posible.

De este modo, mucha gente cree que come alimentos ricos en carbohidratos y específicamente azúcares por su sabor, cuando en realidad comen por adicción. Y esta adicción ahora sabemos afecta al cerebro causando depresión.

Sí, el azúcar es un depresivo. Y de hecho, si lo analizamos en relación con la alimentación, es una de las más grandes causas de depresión en el mundo. No en vano, como lo indica la chef, nutrióloga y filósofo de la comida, Sherry Strong, «uno de los primeros efectos que notan las personas que dejan el azúcar es que en 7 días la ansiedad y la depresión son menos o desaparecen».

Dulce y depresión, sospechosos mutuos

Ya desde 2002, investigadores del Baylor College of Medicine en Houston Texas habían encontrado en un estudio cross-seccional la correlación entre el consumo de azúcar y la tasa anual de depresión en seis países. Inclusive el estudio postuló posibles razones por las que las incidencias de Desorden Depresivo son fomentadas por el alto consumo de azúcar, como su influencia en las betaendorfinas y el estrés oxidativo.

Por su parte en 2009, un estudio del departamento de Epidemiología y Salud Pública del University College London, publicó el resultado del análisis de los datos de 3486 participantes de la cohorte prospectiva Whitehall II, de que un patrón de consumo de alimentos procesados (carnes procesadas, chocolates, postres dulces, comidas fritas, cereales refinados) es un factor de riesgo de depresión 5 años después, mientras que una alimentación con productos naturales la previene.

Resultados similares también se han obtenido de estudios subsecuentes y más específicos como el publicado en la revista Public Health Nutrition en 2011, que encontró importante relación entre el consumo de comida rápida y alimentos horneados (panes, galletas) con el riesgo de desarrollar depresión; y otro publicado en el American Journal of Clinical Nutrition en 2015, el cual concluyó en que «dietas altas en índice glucémico pueden ser riesgo de depresión en mujeres postmenopáusicas».

Consumo de azúcar y depresión

Corroborado: el azúcar deprime

A pesar de que todos los estudios anteriores ya ligaban directamente el consumo de alimentos altos en índice glucémico (carbohidratos como azúcares y harinas), un estudio más reciente se propuso analizar específicamente la relación entre la relación entre los alimentos altos en azúcares añadidas y el estado depresivo.

Lo que encontraron investigadores de la University College London, es la relación causal, es decir que de hecho es el consumo de azúcares lo que promueve la depresión, y no el caso contrario (que la gente con depresión consuma más alimentos ricos en azúcares). Este estudio termina de poner el clavo en el ataúd de la relación azúcar-depresión, por así decirlo, ayudándonos a corroborar el rol dañino del consumo de azúcares no solo en la salud en general, sino en el fomento de desórdenes depresivos.

Para este estudio, publicado en Scientific Reports, se analizaron datos medidos varias veces de observaciones de 23,245 personas del estudio Whitehall II, utilizando cálculos que se analizaron independientemente de factores como comportamientos de salud, sociodemográficos, relacionados con otras comidas, sobrepeso, obesidad y otras enfermedades.

Así que, si no dejas el azúcar para evitar problemas físicos, que sea para evitar los mentales. Razones ya no nos faltan.

 

Referencias
Akbaraly, T., Brunner, E., Ferrie, J., Marmot, M, et al. (2009). Dietary pattern and depressive symptoms in middle age. The British Journal of Psychiatry, 195(5), 408-413. doi:10.1192/bjp.bp.108.058925
Gangwisch, J., Hale, L., Garcia, L., Malaspina, D., et al. (2015). High glycemic index diet as a risk factor for depression: analyses from the Women’s Health Initiative. The American Journal of Clinical Nutrition, 102(2), 454–463. doi:10.3945/ajcn.114.103846
Knüppel, A., Shipley, M. J., Llewellyn, C. H., & Brunner, E. J. (2017). Sugar intake from sweet food and beverages, common mental disorder and depression: prospective findings from the Whitehall II study. Scientific Reports, 7(1), 6287. doi:10.1038/s41598-017-05649-7
Sánchez, A., Toledo, E., de Irala, J., Ruiz, M., et al. (2011). Fast-food and commercial baked goods consumption and the risk of depression. Public Health Nutrition,15(3), 424–432. doi:10.1017/S1368980011001856
Westover, A. & Lauren , M. (2002). A cross‐national relationship between sugar consumption and major depression? Depression & Anxiety, 16(3), 118-120. doi:10.1002/da.10054

Nelson Razo

Nutriólogo enfocado en recuperación de la salud metabólica y la reversión de enfermedades metabólicas, basado en la más reciente evidencia y la promoción de la salud y el bienestar de largo plazo.

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