Desde hace tiempo se sabe que las personas que sufren de diabetes son más susceptibles a las infecciones. Múltiples estudios de distintos tipos en las últimas décadas están revelando los mecanismos por los cuales el exceso de glucosa en el organismo, o hiperglucemia, altera el sistema inmune, debilitando al cuerpo ante patógenos.
El principal mecanismo de esta susceptibilidad está relacionado con la alteración de los sistemas inmunes innato y adaptativo. La hiperglucemia, según esta línea de evidencia, puede explicar cómo pacientes diabéticos hospitalizados en estado crítico desarrollan fácilmente infecciones hospital.
En estos meses de pandemia por COVID-19, los resultados de estos estudios cobran mayor importancia porque la hiperglucemia no es un problema exclusivo de las personas diagnosticadas con diabetes. La hiperglucemia puede estar presente en personas con pre-diabetes o con principios de resistencia a la insulina; y sin diagnóstico alguno.
Además, es posible que la alteración del sistema inmune por el exceso de glucosa en la sangre afecte sin necesidad de presentarse a niveles de diabetes, lo que deja susceptibles a la infección por el nuevo coronavirus a un gran porcentaje de la población.
La hiperglucemia inhibe el trabajo del sistema inmune
Aunque el estudio no es tan reciente, en 2016 investigadores del departamento de Medicina Interna de la Tech Texas University se dedicaron a recolectar toda la literatura científica relacionada con la hiperglucemia y sus efectos en el sistema inmune, llevados a cabo desde 1070 y hasta el 2014; tanto en pacientes saludables como diabéticos, así como estudios de laboratorio in vitro y en modelos animales.
Los resultados fueron publicados en el American Journal of the Medical Sciences y, entre otras cosas, concluyeron que el modo principal de alteración del sistema inmune por el exceso de glucosa en el organismo es que este estado activa la proteína kinasa C, una enzima cuya función inhibe la migración de neutrófilos, la fagocitosis, y en consecuencia limita la destrucción de agentes infecciosos.
Los neutrófilos son células sanguíneas parte esencial del sistema inmune que se encargan de deshacerse de los agentes extraños en casos de infección; ingieren a los patógenos (a lo que se le llama fagocitosis) y segregan enzimas que los destruyen. De modo que, con la glucosa elevada, el organismo batalla para deshacerse de las infecciones.
La glucosa y las enfermedades virales como COVID-19
¿Por qué este estudio de hace 4 años es tan relevante hoy? Además de por lo anterior, porque la hiperglucemia en general inhibe la función de los neutrófilos y la apoptosis. Este término se refiere a la muerte celular programada que ayuda a limpiar el organismo de células infectadas o que ya no hacen su trabajo adecuadamente.
Resulta que parte del daño que complica la infección por el nuevo coronavirus consiste en la proliferación de residuos celulares, producto de la batalla entre el sistema inmune y el virus en los pulmones. Debido a la respuesta inmune e inflamatoria, muchas células mueren, promoviendo la neumonía; y con las funciones de apoptosis y fagocitosis disminuidas, el daño se acumula.
Añadamos a esto que las altas concentraciones de glucosa sanguínea minimizan la dilatación de los capilares y aumentan su permeabilidad durante la respuesta inflamatoria, agregando fluídos a los alveolos, lo que incrementa la dificultad para respirar.
Haciendo más problemática la situación aún, la hiperglucemia también estimula la producción y liberación de citocinas, añadiendo inflamación a la enfermedad.
¿Dónde está la glucosa?
La glucosa es el producto del metabolismo de los carbohidratos. Los carbohidratos con mayor contenido de glucosa en la alimentación de la mayoría de las personas son todos los refinados, no solamente el azúcar.
De modo que alimentarnos con una dieta rica en harinas, pastas, pan, bebidas azucaradas y dulces, aun cuando no seamos diagnosticados con diabetes, promueve la hiperglucemia en el organismo. Con las consecuencias que este estudio resume en cuanto a nuestra capacidad para lidiar con las infecciones.
Como la infección por SARS-CoV2, de la cual un gran porcentaje de la población mundial no podremos salvarnos. Pero sí podemos salvarnos de la severidad de sus efectos en nuestra salud. Y esto depende directamente de la adecuada función de nuestro sistema inmune.
Así que, si te resistías, ahora es el momento de dejar los carbohidratos refinados y adoptar una dieta más saludable.
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