Existe un hecho que por salud mental y física es necesario entender y aceptar: las redes sociales están diseñadas para ser adictivas. Tan adictivas como sea posible. Y esta adicción lleva a problemas psicológicos como la depresión.
En otros artículos ya hemos abordado la depresión desde distintos ángulos. Entre los puntos ya mencionados resalta que, lamentablemente, esta es una condición que junto con las enfermedades crónicas, va en aumento tanto en incidencia como en prevalencia. Y ya no es solamente un problema de los países desarrollados.
Conforme el estilo de vida de estos países es adoptado rápidamente por los países emergentes, la depresión, la ansiedad y condiciones psicológicas relacionadas, se convierten también en enfermedades crónicas que disminuyen la calidad de vida de la población. Y en los últimos años un factor clave para el desarrollo de trastornos depresivos han sido las redes sociales.
El costo (y el valor) de las redes sociales: tu atención
Podemos creer que las redes sociales existen para conectarnos con los demás, y que simplemente son otra una forma de aprovechar la tecnología para comunicarnos o para estar informados. Sin embargo, ese no es su objetivo principal. Su objetivo principal es conseguir ganancias monetarias a costa de nuestra atención.
De hecho, las empresas de redes sociales emplean «ingenieros de atención», expertos que también trabajan en casinos, y que se encargan de tratar de hacer a estos sistemas lo más adictivos posibles; que los utilicemos adictivamente para maximizar lo que consiguen de nuestra atención. Y nuestros datos.
¿Por qué? Porque estas compañías nos ofrecen «premios» a cambio de momentos de nuestra atención y de nuestros datos personales, para vender la capacidad de su sistema a empresas que desean mostrarnos sus productos, sus servicios y sus ideas. A empresas que desean influir en nuestro comportamiento.
Es así como la economía de la atención (como se le conoce a este formato de negocio de las redes sociales), en las últimas dos décadas se ha ido haciendo cada vez más competitiva. Y entre más competencia existe, más manipuladoras necesitan hacer sus tácticas para conseguir minutos, y horas, de sus usuarios.
Fragmentación de atención
Las redes sociales están diseñadas para fragmentar tu atención. No porque te convenga a ti, sino porque le conviene a las propias redes sociales. Cal Newport explica que fragmentando tu atención las redes sociales te mantienen constantemente consultando tu news feed durante el día. Y esto no es bueno para el usuario. De hecho, Newport, profesor, autor y experto en la neuropsicología de la atención, es famoso por su plática TED en la que invita a dejar de utilizar las redes sociales.
El problema de la fragmentación de la atención que producen las redes sociales radica en que estudios demuestran que si grandes porciones de tu día las pasas en estado de atención fragmentada, como los que induce el estar consultando continuamente tu teléfono y tus notificaciones, dramáticamente reduces tu capacidad de enfoque y concentración. Y esta pérdida de capacidad de concentración afecta tu vida laboral y diaria, así como tu capacidad para lograr metas importantes y valiosas.
Sin embargo, para las empresas de redes sociales, esta técnica es útil ya que emula la adicción que produce la máquina del casino, con su palanca que no siempre te hará ganar, pero te mantiene esperando a que suceda, sin saber cómo y cuando sucederá en realidad. Es decir que sabes que puede pasar, pero no sabes cuándo.
Dopamina y la magia del «puede ser»
Jalar la palanca esperando premio es un comportamiento muy adictivo. Los casinos lo corroboran. Este comportamiento existe gracias a la dopamina, un neurotransmisor que lleva a cabo distintas funciones en el cerebro, entre ellas el sentimiento de recompensa y placer. Lo que sucede en el caso de las redes sociales, es que esa misma dosis de dopamina que te emociona en el casino es la dosis que consigues cuando recibes una notificación en tu red social favorita.
El profesor e investigador de la Universidad de Stanford, Robert Sapolski le llama «la magia del puede ser». Pionero de la investigación de la adicción de las redes sociales, Sapolsky encontró que de hecho la dosis de dopamina liberada en el cerebro cuando consultamos una notificación que esperamos, es casi la misma cantidad que un adicto consigue de la cocaína.
De modo que cuando consultas tu teléfono para ver si hay o no nuevas notificaciones sobre tu publicación, tu nueva foto de perfil, tu historia o tu comentario, cuando aparecen, esa emoción que obtienes es la dopamina haciendo su efecto. Y el proceso que te hace adicto sin darte cuenta es «la magia del puede ser. ¿Por qué?
Somos animales sociales
Queremos consultar notificaciones en nuestras redes sociales porque nos interesa lo que piensan los demás. Cuando publicamos una nueva foto de perfil, por ejemplo, es un momento en el que como animales sociales, somos vulnerables a lo que piensen nuestros contactos. Y Facebook lo sabe.
Como explica Tristan Harris, Facebook sabe que es útil que sus algoritmos administren a quiénes de nuestros contactos y cuándo se les notifica del cambio de foto de perfil. No porque le interese que tus amigos lo sepan, sino porque eso te mantendrá pendiente de los Me Gusta y comentarios que recibes. Y la red social está diseñada para controlar según sea necesario a cuántos contactos y cuándo se los muestra, para que regreses frecuentemente a consultar tu cuenta.
¿Por qué debemos considerar tan importante esta simple explicación sobre lo que sucede cuando publicas una nueva foto de perfil en tus redes sociales, como Facebook? Porque Tristan Harris fue Ético de Diseño en Google. Su trabajo consistía precisamente en controlar que las necesidades de maximización de eficiencia de las herramientas de Google no entraran en conflicto con el bienestar de los usuarios.
Y él conoce muy bien su trabajo porque se especializó en el Laboratorio de Tecnología Persuasiva de Stanford. La tecnología persuasiva es una rama de la informática, en esos tiempos nueva, que entrena profesionales de la informática en hacer a las herramientas tecnológicas más seductoras, para que el usuario las utilice no solamente mejor, sino por más tiempo.
No obstante, Harris ahora se dedica a evangelizar a la industria tecnológica y al público en general sobre los dilemas del modelo de funcionamiento y económico de las redes sociales, y sobre cómo este modelo es contraproducente en el mediano y largo plazo. Principalmente, porque la mente humana no está preparada para la socialización digital que promueven estas plataformas.
Las redes sociales fomentan la depresión
Comparar una cosa con otra es algo natural, parte del ser humano. De hecho le asignamos valor a algo solo porque lo comparamos con algo que es peor o mejor. El problema está en que en las redes sociales comparamos objetos y situaciones que no son comunes o inclusive reales, con nuestra vida y nuestra situación normal.
Las redes sociales nos mueven a asignarle valor a personas y sus vidas; comparándolas con nosotros y la nuestra. Esto es un gran problema, para empezar, solamente por la comparación: estudios muestran consistentemente quienes más utilizan las redes sociales y comparan sus vidas con las de los demás, se sienten más solos y aislados, con envidia y baja autoestima, y padecen de mayores sentimientos depresivos.
Además, agreguemos a esto otro punto: lo que comparamos con nuestra vida no es la realidad de los demás. Las redes sociales promueven que lo que publiquemos no sea nuestra vida diaria común y corriente, sino solamente los mejores momentos, solamente las mejores fotos. Inclusive, mejoradas. Porque son las que llaman la atención y las que nos hace ver mejor ante los demás. Y eso genera atención. Pero también genera comparaciones que deprimen.
Chamath Palihapitiya, quien fue Director de Crecimiento en Facebook y prácticamente el inventor de todas las técnicas de crecimiento en usuarios y uso que utilizan las empresas de redes sociales, lo explica de manera simple pero dramática:
Curamos nuestras vidas al rededor de este sentido idealizado de perfección, porque conseguimos recompensas de señales de corto plazo como Likes, corazones y pulgares arriba. Y confundimos todo eso con valor y verdad; cuando solamente es popularidad falsa y débil, que nos deja más vacíos que antes, esperando la siguiente dosis, y pensando en qué tenemos que hacer para la siguiente.
Disonancia cognitiva
Hay una desconexión entre la forma en que el cerebro humano funciona por naturaleza, y el comportamiento que nos expone a constantes estímulos que buscan recompensa en el contenido que nos encontramos en las redes sociales durante todo el día.
Esto provoca una especie de corto circuito mental que fomenta tanto la depresión como la ansiedad, permanente e inconsciente.
En resumidas palabras, las aplicaciones y plataformas informáticas sociales como Facebook, Instagram, Pinterest, WhatsApp y todas las demás, están diseñadas y siempre están siendo actualizadas, para explotar nuestros sesgos cognitivos. Es decir, esas tendencias de pensamiento naturales que evolucionaron para ser útiles en ciertas situaciones del pasado, pero que en situaciones modernas se convierten en contraproducentes.
Es así como el ambiente que hemos creado en las redes sociales erosiona los cimientos del comportamiento de las personas. Por esto el propio inventor de las técnicas de crecimiento de las redes sociales, Palihapitiya, no las utiliza, y además promueve que seamos conscientes del daño que están causando a la sociedad.
Soluciones de corto plazo
Aunado a todo lo anterior, otro problema con las plataformas sociales digitales es que, sin darte cuenta, como opina el psicólogo, profesor de la Universidad de Toronto y autor, Jordan Peterson, «interfieren con tus objetivos de mediano y largo plazo».
Así que, si ahora ya te preocupa la influencia del uso de tus redes sociales en tu vida, averigua qué es lo importante que quieres lograr, y cómo interfiere el uso de redes sociales con esos objetivos. Porque, como dice Peterson, «no puedes lograr esas grandes cosas (una gran relación, una carrera profesional significativa, una vida gratificante) si te la llevas consultando tu teléfono», y publicando selfies.
La utilización obsesiva de tus redes sociales rara vez será en realidad parte importante de lo que quieres lograr. La mayoría de las veces es señal de que no tienes nada mejor que hacer. O que no quieres hacer lo que deberías.
Aquí conectamos con el área de evangelización y estudio de Cal Newport: que aunque no sea por evitar la adicción o la depresión, evitar las redes sociales te libera más tiempo, y te ayuda a lograr concentración suficiente para llevar a acabo trabajo de valor y actividades verdaderamente importantes en tu vida en todos los aspectos.
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[…] por el problema de selfitis más típico, la obsesión por tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales (aunque dichas personas crean que no es obsesión) está directamente relacionada con el […]