En la vida o en el trabajo, todos debemos lidiar con el típico quejumbroso o la típica quejumbrosa del grupo que siente que todo en su vida es un obstáculo. Estas personas nos demuestran que quejarte así no solo te hace ver mal, sino que también su negatividad puede llegar a afectar a los demás.
Algunas veces seguramente hemos pensado que ellos mismos se fomentan su propia tendencia a quejarse por todo ya que, al fijarse solamente en el lado negativo de las cosas, cumplen sus propias expectativas de encontrarse con negatividad. Y estudios ya han abordado este problema, corroborándonos que no estamos tan errados.
Nos quejamos por algo
Pero primero debemos reconocer que la tendencia a rumiar en el lado negativo de las cosas y quejarnos de ello es hasta cierto punto algo natural. Expresar tus frustraciones y quejarte de hecho funciona como una especie de sistema de escape que sirve para liberar estrés. Sin embargo, esta tendencia de los seres humanos no existe para liberar el estrés moderno.
El estrés que necesitamos expulsar, por la gran mayoría del tiempo que ha existido la humanidad en la tierra ha sido estrés temporal y mayormente físico. Para nuestros ancestros, quejarse con sus compañeros de aldea de que un leopardo le haya robado su presa, o de que encontrarse una serpiente le quitó las ganas de seguir recolectando tubérculos, era útil porque liberaba estrés temporal.
Así, en el pasado quejarnos fue un hábito funcional. En cambio, quejarnos hoy de lo que nos quejamos y de la manera que lo hacemos, no es tan útil para nosotros. De hecho es perjudicial. Y estudios ya lo corroboran.
Quejarte te predispone a la negatividad
Estudios están demostrando que cuando te quejas, disminuyes tu cantidad de neuronas, afectando negativamente tu posibilidad de comprender el problema, haciendo más difícil poder resolverlo.
En uno de esos estudios, el estrés (como el que fomentas con quejarte) se relacionó con la atrofia del hipocampo, una región del cerebro responsable de la formación de recuerdos y del proceso cognitivo.
En palabras simple, quejarte no te deja pensar bien, y entre más te quejas menos pensarás bien, y más verás los problemas como obstáculos difíciles de salvar. En otras palabras, te hace negativ@.
Contárselo a una amiga no es tan bueno como crees
En otro estudio más reciente, publicado por la Asociación Americana de Psicología en el journal Developmental Psychology, se encontró que las mujeres más que los hombres, tienen mayor tendencia a desarrollar ansiedad y depresión como resultado de platicar de sus problemas con sus amigas.
Así que, a pesar de la popular idea de que “soltar tus sentimientos” con alguien es una forma de ayuda psicológica, no funciona de la misma manera para lo que no nos gusta, cuando lo único que hacemos es quejarnos sobre ello.
El estudio longitudinal de 6 meses que analizó a 813 adolescentes hombres y mujeres, encontró también que las chicas que co-rumiaban (quejarse de sus problemas con alguien más) incrementaban sus síntomas de depresión y ansiedad, lo que las hacía más tendientes a quejarse con sus amigas más seguido.
De este modo, quejarte, en lugar de hacerte sentir mejor, refuerza tus temores e introduce nuevos, de modo que al final de tu sesión de quejas, te afectarán más tus problemas que cuando empezaste a quejarte. Sean o no problemas reales.
El poder del agradecimiento
La única solución para los efectos de una vida de quejas es aprender a cambiar tu perspectiva y tu actitud. Pero como lo menciona Alison Ledgerwood, psicóloga social, en su plática TEDx, ver el lado bueno no es siempre fácil.
Sin embargo, puedes entrenar tu mente para que no te afecte lo negativo, por ejemplo escribiendo diariamente por unos minutos las cosas buenas del día o de la situación que te preocupa. A esto se le conoce como un diario de gratitud, y sus efectos también se han estudiado.
Analizando los resultados de uno de dichos estudios publicados en el Journal of Personality and Social Psychology, el grupo que escribió un diario de gratitud mostró mucho más bienestar general comparado con los grupos que no llevaron el diario. Y el efecto positivo en el optimismo fue el resultado más contundente, sugiriendo que enfocarte conscientemente en lo positivo tiene beneficios emocionales e interpersonales.
Así que deja de quejarte. Ya.
Dejar de quejarte no solamente es más saludable para ti, sino que también mejorará la perspectiva que los demás tienen de tu persona, y si progresas más allá de solo dejar de quejarte, te ayudará mejorando tu salud mental, tu capacidad de autocontrol, y en consecuencia tu salud en general.
Emmons, R. & McCullough, M. (2003). Counting blessings versus burdens: An experimental investigation of gratitude and subjective well-being in daily life. Journal of Personality and Social Psychology, 84(2), 377-389. doi: 10.1037/0022-3514.84.2.377
Rose, A., Carlson, W., & Waller, E. (2007). Prospective associations of co-rumination with friendship and emotional adjustment: Considering the socioemotional trade-offs of co-rumination. Developmental Psychology, 43(4), 1019-1031. doi: 10.1037/0012-1649.43.4.1019
Sapolsky, R. (1996). Why Stress Is Bad for Your Brain. Science, 273(5276), 749-750. doi: 10.1126/science.273.5276.749
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