Por varios años, gracias a varios estudios en modelos animales se ha sabido que la obesidad puede alterar la capacidad cognitiva. Esos experimentos mostraron que los animales obesos presentan memoria y habilidades de aprendizaje pobres, comparados con individuos de peso normal utilizados como control.
Sabemos también que las células adiposas (en las cuales se guarda la grasa) no solamente están ahí afectando la estética, sino que además liberan sustancias que afectan otras partes del cuerpo, sustancias que inician procesos bioquímicos que fomentan la inflamación y otras condiciones más que deterioran la salud.
Sin embargo, por mucho tiempo se pensó que el cerebro estaba protegido de afectaciones de muchas sustancias, evitando sus efectos gracias a la barrera sanguínea cerebral. Pero estudios recientes ya han mostrado que el estado de obesidad debilita dicha barrera, haciéndola permeable a sustancias tóxicas.
Pero esos estudios, aunque valiosos, fueron en animales. No es lo mismo en humanos, ¿o sí?
Entre más grasa abdominal, menos cerebro
El vínculo inverso entre la obesidad y el tamaño del cerebro ya se había encontrado desde principios de esta década, cuando investigadores de la Boston University School of Medicine, encontraron que la cantidad de grasa visceral se asoció con un menor nivel de volumen cerebral en un estudio que incluyó a 733 adultos con una edad promedio de 60 años.
En otras palabras, las personas más obesas tenían menos cerebro.
Y corroborando esta asociación, un estudio más reciente, con mayor rigor y detalle, acaba de encontrar que de hecho la obesidad promueve la degeneración estructural de ciertas partes del cerebro humano (como el hipocampo), además de corroborar la afectación en el rendimiento de la memoria. El estudio se llevó a cabo en el Departmento de Neurología del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences, de Leipzig, Alemania, con datos de 974 adultos mentalmente saludables.
Así que, resulta que no es muy diferente el caso de los ratones comparado con los humanos. De modo que tenemos una razón más para considerar a la obesidad más que una situación estética, para dejar de consumir alimentos que la fomentan junto con las demás condiciones del síndrome metabólico, y para llevar a cabo actividad física que mitigue algo de los efectos hormonales de la obesidad.
Si es que te interesa conservar la funcionalidad de tu cerebro, claro.
Erion, J., Wosiski-Kuhn, M., Dey, A., Hao, S., et al. (2014). Obesity elicits interleukin 1-mediated deficits in hippocampal synaptic plasticity. The Journal of Neuroscience, 34(7), 2618-31. doi: 10.1523/JNEUROSCI.4200-13.2014.
Zsido, RG., Heinrich, M., Slavich, GM., et al. (2019). Association of Estradiol and Visceral Fat With Structural Brain Networks and Memory Performance in Adults. JAMA Netw Open, 20192(6): e196126. doi:10.1001/jamanetworkopen.2019.6126.
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