La pandemia de COVID19 parece estar despertando la acción política en cuanto a acelerar el paso en el combate de las enfermedades crónicas, enfermedades que cada año aumentan en incidencia y prevalencia. En este marco, la ley alimentos chatarra que tanta polémica ha generado no es importante porque sea una solución, de hecho no lo es, pero es importante por otra razón de mucho más peso.
La industria que produce los refrescos y las botanas alega que la ley anti sodas y comidas chatarra será un golpe a la economía. Y lo será. Pero específicamente a SU economía. Porque la nueva ley, que ya se aprobó en algunos estados de México, busca reducir el consumo de estos productos en los menores de edad, aunque no evitar que se produzcan y se sigan vendiendo a los adultos. Y se les olvida que ya existen otros productos que no se pueden vender legalmente a los menores de edad: el alcohol y el tabaco. Y esto no ha impedido a las empresas productoras y comercializadoras ser lucrativas y al mismo tiempo mover la economía.
El azúcar y el tabaco no son tan diferentes
Aunque la gente cree que la comida chatarra y las bebidas azucaradas no son lo mismo que el alcohol y el tabaco en cuanto al daño a la salud, la cruda realidad es que la población en general no sabe lo que se ha estado corroborando científicamente en las últimas décadas sobre el impacto de estos productos en su metabolismo y en consecuencia en su salud.
Y precisamente esto es lo que ha hecho lucrativa a la industria de la comida chatarra: la ignorancia del mercado. Pero por ahora centrémonos en las bebidas azucaradas y dejemos la comida chatarra en general para después.
En las últimas década los estudios científicos cada vez más numerosos corroboran que la fructosa y las azúcares en general son sustancias tóxicas que se encuentran al nivel del alcohol y del tabaco. Tóxicos que ejercen su daño lentamente en el organismo. Y en algunas personas no tan lentamente, como lo puede comprobar el aumento en la incidencia de diabetes tipo 2 infantil, una enfermedad que hasta hace 30 años no existía.
Y aunque hasta ahora está causando polémica en relación con la pandemia de coronavirus y el mucho mayor riesgo de gravedad y muerte que tienen las personas con enfermedades crónicas, relacionadas directamente con la dieta rica en carbohidratos refinados como loa azúcares, expertos como el Dr. Rober Lustig, neuroendocrinólogo y autor betsseller, tienen ya varios años difundiendo en todo el mundo el daño que causan a la salud.
Alimentos chatarra: tan dañinos como el cigarro
Sin entrar en detalles, los que analizaremos en otro artículo, el consumo de azúcares acelera la oxidación celular (entre más azúcar consumes, más rápido envejeces), promueve la inflamación sistémica, la resistencia a al insulina y en consecuencia aumenta el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades hepáticas, renales y cardiovasculares.
¿Necesitas más razones? Cualquier nivel de consumo de azúcar es tóxico, exactamente igual que el alcohol, pero el daño aumenta conforme aumenta la dosis; exactamente igual que el alcohol y el tabaco. De hecho específicamente la fructosa es metabolizada por el hígado exactamente como si fuera una hepatotoxina. Y entre más fructosa tiene que metabolizar el hígado, más rápido se juntan los daños que causa también en otros órganos y tejidos.
Las mismas jugarretas de la industria
Pero la similitud entre el alcohol y el azúcar no solamente implica la manera de daña el organismo; también la vemos en la manera en que la industria que se beneficia de estos productos dañinos defiende la «libertad» de las personas de elegir consumirlos, aprovechándose de que a diferencia del alcohol o el tabaco, el azúcar se encuentra en los alimentos, lo que sí necesitamos para sobrevivir.
En algún momento hasta la industria del tabaco promovió sus productos inclusive como saludables. Sobre el alcohol al menos siempre se supo que afectaba la salud solamente porque sus efectos son aparentes directamente, y obviamente siempre se consideró riesgoso que los niños lo consumieran.
Y así, conforme se sabe más sobre cómo y a qué nivel causan daño en la salud tanto el tabaco como el alcohol, las leyes y las costumbres han ido cambiando para tratar de disminuir su consumo. Y en general lo han logrado.
La ley anti alimentos chatarra es una mejora, pero falta mucho
Pero no olvidemos que las reglas prohibicionistas son solamente una acción aislada, especialmente en cuanto a consumo de alimentos dañinos para la salud como los azúcares. Prohibir su venta a niños con leyes estatales o nacionales no es ni la panacea ni la solución. Porque el problema mucho más grande, y resolverlo de raíz implica trabajo, esfuerzo e inversión desde varios frentes sociales, económicos y políticos. Cualquiera que crea que solamente con este tipo de acciones legales se resuelve el problema, se está engañando.
Y de la misma forma se engaña cualquiera que alega que establecer este tipo de leyes no sirve de nada. Así es precisamente como se defiende la industria de los alimentos chatarra que en realidad no son alimentos, por más que muchas personas, lamentablemente, los utilicen como sustitutos de la comida de verdad.
Si bien leyes prohibicionistas no son la solución, como los expertos en temas nutricionales que promueven estas políticas explican en palabras coloquiales: por algo se empieza. Y de aquí la importancia de que estas iniciativas cobren notoriedad en la sociedad.
Movimiento más que necesario
Lo importante en este caso es que este tipo de cambios legales basados en los avances de la ciencia no han sido muy comunes; normalmente los cambios en la políticas públicas responden a temas políticos más que a evidencia y consejos de especialistas.
De modo que se celebra que ahora, en relativamente poco tiempo, la política (que normalmente tarda décadas en aplicar este tipo de hallazgos para plasmarlo en las leyes) esté reconociendo que nos encontramos en tiempos de cambios de paradigmas, en los cuales el conocimiento científico avanza vertiginosamente, y que lamentablemente ese avance ha tardado en llegar a la sociedad.
Así es que, mientras la mayoría de la sociedad no entienda hasta qué nivel los alimentos chatarra, y en general los alimentos ultraprocesados, son dañinos para su salud, la industria se aprovechará de esta ignorancia y seguirá todo el tiempo que pueda diseñando productos que proveen calorías abundantes de corto plazo, a costa de la deficiencia de nutrientes y el fomento de condiciones crónicas y pérdida de años de vida saludable en el mediano y largo plazo.
Mitos que aprovecha la industria
Y no, los alimentos chatarra no son más baratos que la alimentación saludable; este es otro mito con el que se defienden tanto la industria como las personas adictas a este tipo de productos; un tema que abordaremos en otro artículo.
Y tampoco la ley contra el consumo de alimentos chatarra de parte de los niños es una propuesta del subsecretario de salud López Gatell.
Esta y muchas otras propuestas, incluida el nuevo etiquetado de advertencia, han sido impulsadas desde hace tiempo por investigadores expertos y grupos de la sociedad organizada. Sin embargo, es ante la contingencia por la pandemia de COVID19 que las consecuencias de la mala alimentación están siendo tomadas en cuenta por el gobierno y los medios de comunicación; tema que también seguiremos abordando en Cuídate Hoy.
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