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La depresión invernal es real, y esta es la razón

No es leyenda urbana: la depresión invernal sí existe. Y la razón es simple, así como las maneras de combatirla y evitarla.

La idea de que el estado de ánimo de muchas personas depende del clima, y más específicamente de las estaciones del año la conocemos desde siempre. Así que es común relacionar ciertas temporadas del año con sentimientos. Por ejemplo la primavera y el verano se relacionan más con la felicidad y la alegría; en cambio el otoño y el invierno con cierto nivel de tristeza o hasta depresión.

Y no es un efecto solamente cultural. Especialmente cuando nos referimos al fin de año en el hemisferio norte.

Depresión invernal

Aunque siempre se había conocido, fue hasta los años 80’s que este efecto de las temporadas en el estado de ánimo se comenzó a estudiar científicamente por el Dr. Norman Rosenthal. Así, fue después de una serie de estudios que incluían terapia lumínica, que acuñó el término ‘desorden afectivo de temporada’ (SAD, por sus siglas en inglés).

Estas investigaciones generaron mayor interés en el tema, lo que llevó a subsecuentes estudios, que se siguen llevando a cabo hasta la fecha y por lo que ahora sabemos mucho más sobre los mecanismos específicos que generan esta tendencia a la depresión de fin de año.

Aunque oficialmente ahora se conoce como Desorden Depresivo Mayor con Patrón de Temporada (y ha sido reclasificado como un tipo de DDM, y no como una condición aparte), por razones prácticas se le sigue llamando SAD. Además, también porque el significado en inglés del acrónimo SAD podemos traducirlo como «triste».

Entre lo que ahora sabemos gracias a más estudios, es que esta depresión invernal es más común en mujeres en edad reproductiva, es relativamente rara en los niños, y conforme las personas envejecen, es igual de común en ambos sexos.

SAD

La vitamina D y la depresión

En los últimos diez años, estudios de revisión de la literatura científica han resumido las evidencia científicas que están permitiendo conocer más sobre las razones de este tipo de la depresión de temporada, y todos concluyen que el principal protagonista es la Vitamina D.

La depresión, independientemente del origen, es la manifestación de imbalances en la actividad neuronal. La función normal del cerebro depende de un fino balance en la actividad de las neuronas, las que se encuentran en cambiantes estados de excitación e inhibición. Y estos estados dependen principalmente de la transmisión de impulsos eléctricos y químicos entre las neuronas.

Estos mensajes eléctrico-químicos dependen de la concentración de iones de elementos como el Calcio entre las sinapsis (conexiones entre neuronas), y estudios muy recientes encontraron que los niveles de iones de calcio (Ca2+) en el cerebro dependen de la concentración de vitamina D.

Esta vitamina se encarga de mantener niveles intracelulares bajos de Ca2+, y que cuando los niveles de esta vitamina bajan, los de iones de calcio aumentan, promoviendo la depresión.

Así que, si una persona es deficiente en vitamina D, la suplementación o el aumento de su disponibilidad en el organismo puede ser el tratamiento más efectivo.

Vitamina D y Luz Solar

El sol te hace feliz. Y más cuando te ejercitas.

¿Cuál es la diferencia entre el invierno y el verano? La cantidad de luz solar que llega a la Tierra, y las horas que dura el día; y con esto la cantidad de luz a la que estamos expuestos.

Y la forma más fácil de conseguir suficiente vitamina D no es consumiendo cápsulas, sino exponer nuestra piel a la luz solar para que el colesterol se convierta en el precursor de la vitamina.

Por esto, entre todos los estudios, la recomendación que surge para evitar la deficiencia de vitamina D y la depresión invernal, es simple: exponernos más a la poca luz solar que podamos conseguir.

¿Y cual es la mejor forma de lograrlo? Aunque la terapia de luz artificial es una forma, además de que no estará disponible para la mayoría, la alternativa más simple, barata y práctica es matar dos pájaros de un tiro: ejercitarte a la intemperie a la hora que haga más sol.

Varios estudios ya han corroborado que hacer ejercicio a la luz del sol en tiempo de invierno reporta mucho más efectos antidepresivos que solamente hacer una de las dos.

Y si esto lo combinas con suplementos de vitamina D, aun mejor.

Referencias
Berridge, M. (2017). Vitamin D and Depression. Pharmacological Reviews, 69 (2), 80-92. doi: 10.1124/pr.116.013227
Mc Mahon, B., Andersen, S., Madsen, M., et al. (2016). Seasonal difference in brain serotonin transporter binding predicts symptom severity in patients with seasonal affective disorder. Brain, 139(5), 1605–1614. doi:10.1093/brain/aww043
Parker, G., Brotchie, H. & Graham, R. (2017). Vitamin D and depression. Journal of Affective Disorders, 208, 56-61. doi: 10.1016/j.jad.2016.08.082
Penckofer, S., Kouba, J., Byrn, M., & Estwing, C. (2010). Vitamin D and depression: where is all the sunshine?. Issues in mental health nursing, 31(6), 385–393. doi: 10.3109/01612840903437657
Spedding S. (2014). Vitamin D and depression: a systematic review and meta-analysis comparing studies with and without biological flaws. Nutrients, 6(4), 1501–1518. doi:10.3390/nu6041501

Nelson Razo

Nutriólogo enfocado en recuperación de la salud metabólica y la reversión de enfermedades metabólicas, basado en la más reciente evidencia y la promoción de la salud y el bienestar de largo plazo.

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