Nutrición

El status quo contra la dieta keto

Estudio sesgado contra la dieta keto
La dieta keto sigue siendo atacada por la ciencia acostumbrada al status quo médico y nutricional que ha promovido la incidencia y prevalencia de las condiciones crónicas durante los últimos 50 años.

El término status quo se refiere a “las cosas como son ahora”. Más específicamente, este termino se utiliza para explicar la tendencia de las personas y los sistemas a mantenerse de la manera en la cual han permanecido por mucho tiempo; y a defenderse de circunstancias que proponen cambios a dicha manera. Esto sucede en casi todos los rubros del actuar y de saber humanos. Y la medicina y la nutriología, como campos y profesiones, no son la excepción.

La dieta keto, desde esta perspectiva, es una terapia nutricional que va en contra del status quo de las recomendaciones nutricionales y médicas que han prevalecido durante la ultima mitad de siglo. Y es que en los últimos 50 años, desde el establecimiento de las recomendaciones nutricionales estadounidenses, las cuales adoptaron gradualmente el resto de los países, el consejo nutricional general se basa en la idea de que las grasas son malas para la salud.

Bajo esta recomendación general, médicos y nutricionistas han basado sus diagnósticos y recomendaciones en comparar los alimentos ricos en grasas con los alimentos ricos en carbohidratos, favoreciendo el consumo de estos últimos, y minimizando el de los primeros.

La dieta Keto contra el status quo

La dieta cetogénica, también conocida como keto, va en contra de este status quo, al recomendar lo contrario: consumir mucha más grasa y muchos menos carbohidratos. De hecho, sus versiones extremas prácticamente eliminan la ingesta de alimentos basados en carbohidratos. Esto, contrario a lo establecido y llevado por décadas, obviamente se ha encontrado con oposición, principalmente oposición idealista y dogmática.

Pero también con oposición “científica”. Y científica entre comillas porque inclusive la ciencia puede ser influenciada por ideas y sesgos dogmáticos defendidos para mantener el status quo. Aun cuando se supone que la ciencia debe ser imparcial y buscar evidencia sin sesgo, de manera que cuando un estudio encuentre lo contrario a lo que se buscaba, o no corrobore la hipótesis, se reporte de manera precisa.

Pero a veces esto no es lo que sucede. Especialmente cuando los investigadores perteneces a un status quo que desean defender.

Estudios científicos pero sesgados

La dieta keto y las dietas bajas en carbohidratos, estudios están confirmando, pueden ser el enfoque nutricional más efectivo para lidiar con y para prevenir las condiciones crónicas como la diabetes. No obstante, están siendo consideradas erróneas no solamente con opiniones de expertos, sino además con estudios llevados a cabo claramente para reportar que “según la ciencia” no son más efectivas que el enfoque nutricional tradicional de minimizar el consumo de grasas.

Esto, a pesar de que aunque el enfoque tradicional (el status quo) se ha llevado por las ultimas cinco décadas sin reportar resultados, y por lo contrario, durante estas ultimas décadas la incidencia y prevalencia de condiciones crónicas han ido en aumento. Sin embargo, y como ya hemos abordado en un artículo anterior, estudios se llevan a cabo para tratar de contrarrestar la evidencia de efectividad del cambio de paradigma de bajo en grasa a bajo en carbohidratos.

Uno de estos recientes estudios no requiere de mucho análisis para revelar que de ciencia solamente tiene la apariencia, y que su objetivo es propagandístico, y no científico en realidad.

La Dieta Keto

El veganismo contra la dieta keto

Este estudio de revisión que analizó evidencia sobre el ayuno intermitente y la dieta keto, se reportó en los medios como que pone en duda los beneficios para la salud cardiovascular y la adherencia en el largo plazo de la dieta cetogénica. Fue publicado en el American Journal of Medicine, y concluye que “existe evidencia modesta en cuanto a los efectos favorables de ambos enfoques dietéticos, pero ambos permiten alimentos que son conocidos por aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular”. La conclusión también añade que “cualquiera de los dos puede ser beneficio si el criterio general de las dietas saludables para el corazón también se sigue”.

Suena a que la dieta keto no es tan saludable. Y a que aun en keto o ayuno intermitente, de todos modos hay que seguir las recomendaciones tradicionales. Ahora tomemos en cuenta la segunda aparte de la misma conclusión, que expresa:

“Después de una evaluación cuidadosa de las comorbilidades y el perfil metabólico del paciente, los médicos podrían considerar emplear un enfoque cetogénico o de ayuno intermitente para mitigar los riesgos cardiovasculares”.

Consejo pasivo agresivo

Si suena a conclusión conflictiva y consejo pasivo agresivo, lo es. Porque, desde el punto de vista científico, un estudio no puede negar la evidencia; pero desde el punto de vista de enfoque de los investigadores, no pueden dejar de lado sus creencias en el status quo que ha dictado por décadas que “las grasas animales son malas y los carbohidratos son necesarios”.

¿Cómo sabemos que las creencias de los investigadores influyen en su reporte? Solamente necesitamos hacer una pequeña búsqueda en la web sobre uno de sus autores y vocero del estudio en los medios, el Dr. Andrew M. Freeman, para darnos cuenta de que en su propio perfil oficial en el sitio web de la institución medica a la cual pertenece, la National Jewish Health, especifica que el Dr. Freeman se especializa en aplicar “…diagnósticos avanzados en cardiología y medicina de estilo de vida en forma de dieta basada en plantas (dieta vegana)”.

En otras palabras, uno de sus autores destacados es un cardiólogo tradicional que depende de tratar pacientes enfermos de enfermedades cardiovasculares, y que que promueve el veganismo.

No es de sorprender que este estudio también considere que, aun con sus beneficios inmediatos, la dieta keto puede no ser saludable en el largo plazo. ¿Por qué? Porque una dieta cetogénica es prácticamente imposible de seguirse solamente con alimentos de origen vegetal.

Resultados conflictivos

Por otro lado, un estudio intervencional de 2004 (que no se cita en el estudio de revisión del Dr. Freeman y colegas), reportó lo contrario en cuanto a los efectos de la dieta cetogénica en el largo plazo: que “los resultados indican que la administración de una dieta cetogénica por un relativamente largo plazo es segura”.

En este estudio clínico, después de 24 semanas, los participantes experimentaron significativas reducciones en los niveles de triglicéridos, colesterol total, colesterol LDL y glucosa, así como un aumento igual de significativo en los niveles de colesterol HDL, el considerado colesterol bueno.

No suena a que la dieta keto pueda ser tan adversa para la salud cardiovascular como asegura el estudio del Dr. Freeman y sus colegas, ¿verdad? Por algo no lo incluyeron en las referencias. Otra muestra más de que inclusive la validez un estudio de revisión de la evidencia depende de la evidencia que se toma en cuenta.

Y la evidencia que se toma en cuenta depende del enfoque de los investigadores, de modo que es importante no basarnos solamente el título del estudio, y mucho menos el titular en los medios de comunicación, a la hora de interpretar los resultados y llegar a conclusiones aplicables.

Conflicto de intereses

Con este perfil profesional de cardiólogo promotor del veganismo de uno de sus autores principales, el Dr. Andrew Freeman, ¿realmente es válido que todos menos uno de los autores del estudio reporten “no tener conflicos de interés”?

No cuando uno (y muy probablemente otros más) de sus autores promueve las dietas basadas en plantas y específicamente el veganismo, ya que, metabólica y económicamente, estas dietas no pueden ser cetogénicas saludables. Esto debido a que la dieta cetogénica requiere del consumo de gran porcentaje de alientos de origen animal, las cuales contienen mejor distribución de macro y micronutrientes cuando las grasas son el mayor porcentaje calórico.

¿Cuál conflicto de interés sí se revela en el reporte del estudio? Que el Dr. Pam Taub es consultor de varias empresas farmacéuticas: Sanofi/Regeneron, Novo-Nordisk, Boehringer-Ingelheim, Janssen, Amgen, Amarin, Pfizer, y Esperion Therapeutics. También es inversionista de Epirium Bio.

Suena como un profesional de la salud a quien le conviene que las personas requieran de medicamentos y no de revertir sus enfermedades con la dieta.

Pero no necesitamos que los investigadores ganen dinero de la industria de los medicamentos para que exista conflicto. Este estudio fue llevado a cabo por investigadores de un instituto de cardiología judío, y el judaísmo moderno está vinculado con el enfoque nutricional basado en plantas y limitado en alimentos de origen animal, especialmente carnes rojas.

¿Realmente podemos creer que científicos con un enfoque religioso y cultural no van a influenciar su trabajo profesional con sus creencias, cuando estas están relacionadas con sus investigaciones?

Científico no significa necesariamente ciencia confiable

Lamentablemente estudios como este, dañan a la profesión científica; especialmente en temas de salud y nutrición. Esto debido a que la nutrición y su conexión con la salud y la enfermedad es un tema muy complejo que requiere de investigación continua. Por esta razón es común encontrarnos estudios que reportan resultados muy distintos sobre un tema aparentemente similar.

Esto hace a la investigación científica en nutrición un tema que debe ser adecuadamente analizado para encontrar sus implicaciones reales, por lo que es común que los estudios en esta materia se malinterpreten por el público en general, al poder los reportes ser fácilmente manipulados tanto por los medios informativos como por los propios investigadores.

Y es que, científica o no, para que los resultados de alguna investigación llamen la atención, siempre es útil acomodar la información para que resulte polémica o que parezca corroborar algo que muchos ya creen. Como que una dieta basada en plantas o baja en grasa es más saludable, y que la dieta cetogénica es solo una moda pasajera.

Pero la evidencia científica en favor de las dietas bajas en carbohidratos como la cetogénica, está resultando mucho más rigurosa en su favor, revelando al mismo tiempo que las dietas altas en carbohidratos y bajas en grasas nunca tuvieron el respaldo científico suficiente como para ser la base de las recomendaciones oficiales.

Y los resultados se notan en la falta de salud metabólica de la mayoría de la población de los países desarrollados y emergentes, los que precisamente utilizan como recomendaciones las que mantienen el status quo médico y nutricional.

La Dieta Cetogénica

La dieta keto en el largo plazo

A pesar de que estudios de revisión como en analizado en este artículo siguen sugiriendo que no existe evidencia “de largo plazo” para considerar recomendable la dieta cetogénica, uno de esos estudios ya está reportando resultados de este tipo.

Liderado por la doctora Sarah Hallberg en la Clínica Vita Health, el estudio planeado para 5 años ya lleva más de 3 años y medio. Los resultados a los dos años reportaron un 74% de adherencia a una dieta cetogénica estricta, lo que se interpreta como un buen porcentaje de cumplimiento, tomando en cuenta lo difícil que resulta llevar cualquier dieta en una investigación como esta. Y por lo que de hecho este tipo de estudios son caros y pocos.

Estos resultados son contrarios a lo que se sigue reportando por estudios enfocados en resaltar la “falta de evidencia” de la dieta keto, en favor de las dietas “basadas en plantas” y bajas en grasa, lo que denota el claro sesgo con la intención de mantener el status quo el mayor tiempo posible.

¿Cómo sigue el estudio cetogénico de la Dra. Hallberg después de 3 años y medio? Mantiene un 64% de adherencia a la dieta. De nuevo, un buen resultado tomando en cuenta que ninguna dieta para estudio intervencional suele mantener una adherencia mayor al 51%.

 

Referencias
Athinarayanan, S., Hallberg, S., McKenzie, A., Lechner, K., et al. (2020). Impact of a 2-year trial of nutritional ketosis on indices of cardiovascular disease risk in patients with type 2 diabetes. Cardiovascular diabetology, 19(1), 1-13. https://doi.org/10.1186/s12933-020-01178-2
Dashti, H., Mathew, T., Hussein, T., Asfar, S., et al. (2004). Long-term effects of a ketogenic diet in obese patients. Experimental & Clinical Cardiology, 9(3), 200. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/pmc2716748/
D’Souza, M., Dong, T., Ragazzo, G., Dhindsa, D., et al. (2020). From Fad to Fact: Evaluating the Impact of Emerging Diets on the Prevention of Cardiovascular Disease. The American journal of medicine. https://doi.org/10.1016/j.amjmed.2020.05.017
Ghooi, R. B. (2015). Conflict of interest in clinical research. Perspectives in clinical research, 6(1), 10. https://dx.doi.org/10.4103%2F2229-3485.148794

Nelson Razo

Nutriólogo y divulgador de la ciencia enfocado en salud metabólica y promoción de la salud pública. Experto en branding y marketing digital que disfruta del running, la lectura y la investigación.

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  • […] La explicación es larga y la dejaremos para otro artículo, pero la versión resumida es que este consejo no está basado en evidencia científica suficiente, sino más bien en ideologías y observaciones que no se investigaron más allá de relación, y no causa. Similar al caso del colesterol y las grasas. […]