Recientemente, un artículo científico publicado en el journal Nature, se hizo viral al proponer que el consumo de eritritol, un endulzante artificial popular en los últimos años, es causa de infartos cardiovasculares. El artículo ha sido comentado y analizado ya por muchos expertos e influencers en el campo de la nutrición y la salud, al punto de haber generado polémica y discusiones acaloradas.
Y la razón principal de esta polémica entre muchos de esos expertos es que el eritritol es un endulzante especialmente popular entre los promotores y seguidores del estilo alimenticio bajo en carbohidratos. Esto debido a que es uno de los endulzantes cada vez más empleados en productos alimenticios dirigidos a este sector, interesado en reducir la cantidad de glucosa en su alimentación, limitando así la necesidad del páncreas de liberar insulina.
Recordemos que las dietas reducidas en carbohidratos como la cetogénica, limitan el consumo de alimentos que se descomponen rápidamente en glucosa en el organismo, como los carbohidratos refinados de harinas y azúcares. Y recordemos también que el consejo médico y nutricional de los últimos 40 años ha recomendado lo contrario: consumir al menos 50% de carbohidratos al día; “extrañamente” el lapso en el que han ido en aumento la incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares.
Dulce, pero sin culpa
Es así como para reducir el consumo de azúcares, muchos alimentos keto en el mercado están endulzados con eritritol, y son promovidos como una manera de disfrutar de alimentos dulces, pero sin el problema de los picos elevados de glucosa e insulina. El eritritol tiene esta propiedad debido a que es un polialcohol, o un azúcar alcohol, sintetizado a partir de la fermentación de glucosa y fructosa. Sin embargo, se produce de manera natural tanto en frutas y alimentos fermentados, como producto del propio metabolismo humano.
El eritritol como endulzante añadido, es entre un 60 y 70% tan dulce como el azúcar común, y es absorbido solo parcialmente por el organismo, por lo que se considera no calórico. Además, no tiene efectos secundarios en tracto gastrointestinal como otros como sus parientes moleculares xilitol y maltitol, a menos que se ingiera en grandes cantidades.
El origen de la polémica
¿Por qué es importante conocer y entender la polémica que ha causado el articulo científico reciente? Porque solamente necesitamos analizar un poco la redacción del artículo, para darnos cuenta de dos sesgos:
- El artículo se llevó a cabo y buscó publicarse con la intención clara de atacar al sector que puede ser principalmente afectado por el “descubrimiento”, es decir las personas que siguen una dieta muy baja en carbohidratos o keto, y
- Los resultados y los métodos empleados en el estudio no respaldan con suficiente evidencia en realidad lo que hace suponer en partes de su redacción, y mucho menos respaldan las interpretaciones de los medios de comunicación que lo replicaron.
Si bien el artículo solamente reporta técnicamente haber encontrado una relación entre la cantidad de eritritol en la sangre y la incidencia de eventos cardiovasculares, la mayoría de los medios de comunicación lo replicaron suponiendo causa-efecto. Y aunque la redacción del artículo se nota sesgada hacia sugerirlo, los medios de comunicación publicaron asegurando que el estudio probaba que consumir eritritol llevaba a problemas cardiovasculares.
Pero este estudio no fue diseñado para obtener una relación causa-efecto estadísticamente significativa, aunque sí para hacer creerlo.
Estudio que no estudió lo que hace suponer
Para entender el engaño que promueve este estudio, solamente tenemos que tomar en cuenta que el hecho de que una sustancia se encuentre en la sangre, no quiere decir que necesariamente llegó del exterior. Y en el caso del eritritol, este es un compuesto que, como ya se mencionó, puede ser sintetizado por el propio organismo a partir de otros precursores. En este caso, adivinen cuáles: glucosa y fructosa. Conocida como la ruta de las pentosas-fosfato, esta ruta metabólica se activa especialmente en exceso de consumo de carbohidratos, y es mucho más activa en personas con pobre salud cardiometabólica.
Además, todo el engaño que crearon los medios (y el propio afán del grupo investigador de suponer la relación) se caen por otra razón simple: el estudio no analizó consumo de eritritol de ninguno de los 4139 participantes de los grupos observacionales analizados. En esta partesolamente solamente midió las concentraciones en su sangre. Hubieran comido lo que hubieran comido hasta este punto durante su vida.
¿Y qué comieron toda su vida muy posiblemente las personas con problemas cardiovasculares, antes de que el eritritol fuera un aditivo alimenticio común en el mercado?
Carbohidratos refinados que promueven el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, por ejemplo.
Pero todavía falta otro punto.
Autoría sesgada
Aunque no aparece al principio de la lista de autores (es decir como autor principal del estudio), el autor líder, que en este caso hizo de coordinador de todo el trabajo, fue el Dr. Stanley Hazen. Este es el mismo investigador miembro del departamento de investigación de la Cleveland Clinic de Estados Unidos, que ya anteriormente provocó polémica en el mundo nutricional, al llevar a cabo y publicar un estudio sugiriendo que el consumo de carnes rojas fomentaba el desarrollo de cáncer, no debido a su contenido de grasa saturada o colesterol, sino a través de una sustancia conocida como el óxido-N de trimetilamina (TMAO).
Esta sustancia, de manera similar al eritritol, no se obtiene solamente del consumo de carnes rojas, como se proclamó tanto por el estudio como por los medios de comunicación que lo reportaron; sino que también se sintetiza endógenamente por el organismo, y además se encuentra también en carnes blancas como el pescado.
De modo tanto el Dr. Hazen como su equipo investigador, en este nuevo estudio sobre el eritritol, esta vez se dieron a la tarea de “justificar” sus típicos estudios observacionales que no pueden probar causa-efecto, añadiendo tres estudios más: uno in vitro en suero sanguíneo de ratones, otro in vivo directamente en ratones, y otro intervencional humano para experimentar con el consumo de eritritol en un grupo de 8 personas.
Y aunque estos otros dos estudios mostraron efectos del eritritol en marcadores que pueden relacionarse con eventos cardiovasculares (como tiempo de coagulación más rápido), no es evidencia suficiente como para relacionar directamente con los hallazgos en los grupos de estudio observacional, tanto por los métodos utilizados in vitro e invivo, como por el tamaño de la muestra intervencional. Aunque estos estudios adicionales sí hacen más interesante el estudio en general, y algunos expertos opinan que específicamente estos hallazgos pueden ser importantes para merecer subsecuentes investigaciones.
Status quo que se niega a morir
Para terminar con el último clavo en el ataúd: como ya vimos en un artículo anterior sobre la polémica del TMAO, no dejemos de tomar en cuenta que el Dr. Hazen es un ávido defensor del estilo alimenticio basado en plantas, como muchos de sus colegas de la Cleveland Clinic. Y como defensores de este tipo de alimentación que tiende al vegetarianismo y al reducido consumo de alimentos de origen animal, estos científicos siguen llevando a cabo estudios tratando de demostrar que “consumir mayormente alimentos de origen vegetal es más saludable”. Además, al mismo tiempo sugieren que consumir alimentos de origen animal es dañino para la salud.
No en vano su reciente estudio sobre el eritritol y los eventos cardiovasculares menciona explícitamente que el eritritol es un endulzante comúnmente utilizado en productos keto, ya que es común que quienes llevan una dieta cetogénica o baja en carbohidratos, basen su alimentación en grasas y proteínas, mezcla de se consigue mejor de alimentos de origen animal. Pero el simple hecho de mencionar la dieta keto en la en la redacción del reporte, muestra su sesgo en contra de la alimentación muy baja en carbohidratos.
En pocas palabras, este tipo de estudios, aunque se llevan a cabo mediante el método científico, sacan a relucir el sesgo de enfoque que pueden tener sus autores, desde su diseño metodológico como hasta su reporte.
Por esto es importante aprender a analizar lo que publiquen los medios de comunicación y los “expertos” sobre estudios científicos desde su fuente original, y así identificar que inclusive en el mundo científico se llevan a cabo y se difunden estudios sesgados, y que en parte se difunden también para generar polémica que llama la atención.
Deja los endulzantes, pero no por este estudio
¿Qué podemos llevarnos prácticamente de este estudio?
- Primero: si estabas pensando en dejar los endulzantes no calóricos como el eritritol, los resultados de este estudio (aunque no sean en realidad lo que se publica en los medios y lo que quieren demostrar sus autores), pueden considerarse como refuerzo para dejar los endulzantes añadidos definitivamente.
- Segundo: si solamente utilizas eritritol como endulzante esporádico de algunos alimentos que no puedes soportar sin endulzarlos, este estudio por sí mismo no tiene evidencia suficiente para dejar de hacerlo.
- Y tercero: si deseas alimentarte lo más saludablemente posible, no deberías consumir endulzantes añadidos de cualquier forma. Incluyendo eritritol.
Porque no hay que olvidar que el daño al organismo no lo produce solamente el contenido calórico o las sustancias de las que estén hechos dichos endulzantes; el otro daño es psicológico, al mantener la necesidad del sabor dulce para poder disfrutar ciertos alimentos.
Ningún endulzante que no sea el que naturalmente contienen las frutas y algunas verduras en su estado natural, es alimento que el ser humano haya evolucionado para metabolizar adecuadamente. Lo que abordaremos en un próximo artículo, cuando analicemos el aún polémico tema de la capacidad adictiva de algunos alimentos.
May, C. E., & Dus, M. (2021). Confection Confusion: Interplay Between Diet, Taste, and Nutrition. Trends in Endocrinology & Metabolism, 32(2), 95–105. https://doi.org/10.1016/j.tem.2020.11.011
McCrickerd, K., & Forde, C. G. (2016). Sensory influences on food intake control: Moving beyond palatability. Obesity Reviews, 17(1), 18–29. https://doi.org/10.1111/obr.12340
Nadolsky, K. Z. (2021). COUNTERPOINT: Artificial Sweeteners for Obesity—Better than Sugary Alternatives; Potentially a Solution. Endocrine Practice, 27(10), 1056–1061. https://doi.org/10.1016/j.eprac.2021.06.013
Ortiz, S. R., & Field, M. S. (2020). Mammalian metabolism of erythritol: A predictive biomarker of metabolic dysfunction. Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care, 23(5), 296–301. https://doi.org/10.1097/MCO.0000000000000665
Stamataki, N. S., Scott, C., Elliott, R., McKie, S., et al. (2020). Stevia Beverage Consumption prior to Lunch Reduces Appetite and Total Energy Intake without Affecting Glycemia or Attentional Bias to Food Cues: A Double-Blind Randomized Controlled Trial in Healthy Adults. The Journal of Nutrition, 150(5), 1126–1134. https://doi.org/10.1093/jn/nxaa038
Witkowski, M., Nemet, I., Alamri, H., et al. (2023). The artificial sweetener erythritol and cardiovascular event risk. Nature Medicine, 29(3), 710–718. https://doi.org/10.1038/s41591-023-02223-9
Comentar