Cuídate Hoy

Cuídate de la Gota

La gota es una condición crónica que ha resurgido en las últimas décadas, y sobre la cual hasta la fecha aún se creen mitos que evitan su efectiva prevención y tratamiento.

Las últimas décadas han visto la proliferación de enfermedades crónicas no transmisibles (ENTs) relacionadas con la alimentación y el estilo de vida. Enfermedades cardiovasculares, diabetes y todas sus dolorosas y mortales consecuencias son solamente los ejemplos más dramáticos y, lamentablemente, cada vez más comunes.

Sin embargo, esta misma tendencia se está presentando en relación a condiciones menos mortales, pero no por eso menos importantes. Estas condiciones crónicas no mortales de cualquier forma pueden llegar a influir tanto en la calidad de vida de las personas al punto de convertirlas en razones de discapacidad. Esto, a pesar de que no mata, si puede hacer la vida prácticamente un infierno, lo cual desde cierta perspectiva no es mucho mejor.

Una de esas condiciones crónicas es la que históricamente se conoce como «la enfermedad de la realeza», la gota.

La enfermedad de la realeza

Desde que la agricultura permitió que más personas pudieran conseguir las suficientes calorías como para sobrevivir sin necesidad de dedicarse a la caza y la recolección, la mayoría de las poblaciones se alimentaron principalmente de uno o dos cultivos base. De hecho, esto no ha cambiado mucho.

Sin embargo, en el pasado era aun más marcado: la gran mayoría del pueblo sobrevivía de alimentos más baratos productos de la agricultura, mientras que solamente un pequeño porcentaje, como los nobles y la realeza, tenían acceso a una variedad de alimentos más caros y difíciles de conseguir. La carne era uno de estos alimentos que el resto del pueblo sólo consumía muy esporádicamente.

Agregando a esto que el pueblo en general solamente tenía acceso a las calorías necesarias para sobrevivir, mientras que la nobleza vivía en la abundancia, no es de extrañar que el exceso en la alimentación solamente se notaba en las clases altas. Uno de los efectos que hacía esto notar era la obesidad. Otros eran ciertos problemas de salud. Uno de estos la gota, una enfermedad que solamente era común entre las clases pudientes.

La gota, un tipo de artritis

¿Qué es la gota?

Como en el pasado solamente los estratos acaudalados de la sociedad tenían acceso a la carne como un alimento que podían consumir en todas sus comidas, y como esta era especialmente preciada por y difícil de conseguir para el plebeyo común, la gota se asoció directamente con el consumo de carne. Y se conoció como la «enfermedad de la realeza».

La gota es una condición crónica (técnicamente un tipo de artritis), que se caracteriza por inflamación en las articulaciones, particularmente en los pies, y que llega a ser tan dolorosa que incapacita a la persona. Cuando se desarrolla, es común que inicie en un pie, en el dedo gordo. Sin embargo, la gota puede presentarse eventualmente en otras extremidades como las rodillas, los codos o las manos.

La causa directa es la acumulación de ácido úrico en forma de cristales en dichas articulaciones, lo que provoca a su vez la inflamación y dolor característicos de la condición. Este compuesto es un producto secundario del metabolismo normal de las proteínas, el cual contiene amonio, un compuesto tóxico para el organismo. De este modo, el cuerpo constantemente está generando y excretando ácido úrico evitando su acumulación.

La gota y la carne

Así que, la denominación de «enfermedad de la realeza» en relación con el consumo de carne no está tan errado; al menos no en teoría. Esto porque los productos de origen animal, como la carne, son los alimentos más ricos en proteínas. De modo que es lógico que se concluyera que entre más carne en la dieta, más acumulación de ácido úrico en la sangre y en consecuencia más posibilidades de desarrollar gota.

Sin embargo, esto solamente en teoría, ya que relación no es lo mismo que causa; y ahora sabemos que tanto la nobleza como las personas modernas que desarrollan gota, no solamente consumen en exceso carne. Hoy, la capacidad de la antigua nobleza de consumir en grandes cantidades ciertos tipos de alimentos a los que antes el pueblo no tenía acceso, la tiene el ciudadano común. Y no necesariamente nos referimos a los productos de origen animal.

Después de todo, analicemos esto: en el pasado, en comparación con el pueblo, la realeza no solamente tenía abundancia de carne en su dieta; también podían comer en exceso otros alimentos hipercalóricos que ahora sabemos afectan mucho más al metabolismo, y en consecuencia la salud. Como el azúcar.

Las carnes son lo de menos

Resumiendo: cuando catabolizamos proteínas, estas se convierten en aminoácidos. Cuando descomponemos estos aminoácidos, se forma amonio. El amonio es tóxico si se acumula en el sistema, por lo que el metabolismo lo convierte en urea o ácido úrico, un compuesto mucho menos tóxico que puede ser desechado con ayuda de los riñones, a través de la orina.

Sin embargo, este ácido úrico no se obtiene solamente del metabolismo de las proteínas procedentes de las carnes; cualquier tipo de proteína se descompone en aminoácidos, resultando en posterior formación de urea. De hecho, aproximadamente el 60% del ácido úrico en el organismo en cualquier momento es endógeno, y solamente el 40% proviene directamente de las proteínas en la dieta. No olvidemos que todo el tiempo existen proteínas en el organismo.

Agreguemos a esto que el ácido úrico no solamente resulta del metabolismo de aminoácidos, sino también de reacciones metabólicas en combinación con glucosa, un nutriente que se puede transformar en piruvato, un metabolito que a su vez se transforma en alanina, un aminoácido que en otras reacciones produce también ácido úrico.

El problema no es el ácido úrico

Así que, lo que contribuyen las carnes en la formación de ácido úrico en el organismo es, literalmente, lo de menos. El metabolismo genera ácido úrico de todos modos, consumamos o no excesiva carne. De hecho, el ácido úrico no es solamente un producto de desecho, y es necesario en el organismo para su correcto funcionamiento.

Este compuesto es parte de la respuesta autoinmune y funciona como antioxidante. El cuerpo evolucionó para aprovecharlo, por lo que los riñones rescatan parte del ácido úrico que va en camino a su desecho. El cuerpo no haría esto naturalmente si la urea no fuera necesaria. ¿Cuál es el problema entonces? ¿Por qué un compuesto que es necesario para la salud se convierte en el causante de una condición crónica?

Porque el problema no es su sintetización como parte del metabolismo, sino su acumulación excesiva.

En condiciones normales, las concentraciones de ácido úrico se mantienen en balance ya que los riñones hacen su trabajo normal de desecho. La gota se desarrolla cuando ese trabajo de excreción deja de funcionar adecuadamente, y el ácido úrico no se elimina como debería, fomentando su acumulación. Además, con esa tendencia a la acumulación llega con el verdadero problema.

La gota y la inflamación

En enemigo común: la inflamación

«La gota es inflamatoria por naturaleza», asegura el Dr. Ken Berry, autor de Lies My Doctor Told Me. «Si alguien tiene un ataque de gota, es que tiene inflamación, y lo que se hace es bajarla en el corto plazo con antiinflamatorios», explica el Dr. Berry, y especifica que un médico consciente del problema no busca una forma de deshacerse rápidamente del ácido úrico en el organismo, sino de reducir la inflamación, y después recomendar que el paciente se deshaga de todo lo que fomente la inflamación en el organismo, con o sin ácido úrico.

¿Y qué es lo que promueve el estado inflamatorio que hace que la acumulación de ácido úrico se convierta en problema? El exceso de glucosa en el organismo. Antes que el consumo de carnes, ahora sabemos que reducir el consumo de alimentos ricos en azúcar, alcohol y carbohidratos refinados es lo que ataca el problema de origen: la inflamación que fomenta el exceso consistente de glucosa, y en consecuencia de insulina en el organismo.

Como ya analizamos en el artículo Cuídate de la Inflamación Crónica, el estado inflamatorio expone al cuerpo al desarrollo de condiciones crónicas como la artritis. Y la gota es un tipo de artritis. Y de hecho, cuando hablamos de inflamación, la artritis puede ser el menor de los problemas; el estado inflamatorio crónico promueve el desarrollo de todas las enfermedades modernas, desde el síndrome metabólico hasta enfermedad de Alzheimer y cáncer.

Así que, la moraleja: deja los carbohidratos refinados, no la carne. Y adopta una dieta anti-inflamatoria.

 

Referencias
Dalbeth, N., & Haskard, D. O. (2005). Mechanisms of inflammation in gout. Rheumatology, 44(9), 1090-1096. https://doi.org/10.1093/rheumatology/keh640
Kushiyama, A., Nakatsu, Y., Matsunaga, Y., Yamamotoya, T., Mori, K., Ueda, K., … & Asano, T. (2016). Role of uric acid metabolism-related inflammation in the pathogenesis of metabolic syndrome components such as atherosclerosis and nonalcoholic steatohepatitis. Mediators of inflammation, 2016. https://doi.org/10.1155/2016/8603164
Kushiyama, A., Tanaka, K., Hara, S., & Kawazu, S. (2014). Linking uric acid metabolism to diabetic complications. World journal of diabetes, 5(6), 787. https://dx.doi.org/10.4239%2Fwjd.v5.i6.787
Rock, K. L., Kataoka, H., & Lai, J. J. (2013). Uric acid as a danger signal in gout and its comorbidities. Nature Reviews Rheumatology, 9(1), 13. https://dx.doi.org/10.1038%2Fnrrheum.2012.143
Shi, Y. (2010). Caught red-handed: uric acid is an agent of inflammation. The Journal of clinical investigation, 120(6), 1809-1811. https://dx.doi.org/10.1172%2FJCI43132

Nelson Razo

Nutriólogo enfocado en recuperación de la salud metabólica y la reversión de enfermedades metabólicas, basado en la más reciente evidencia y la promoción de la salud y el bienestar de largo plazo.

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