Según el US Renal Data System Report de los últimos años, la incidencia de insuficiencia renal crónica (IRC) coincide en casi el 50% con diagnóstico de diabetes, así como 30% con el de hipertensión. Esto quiere decir que están directamente relacionados.
Estos son datos de Estados Unidos, pero lamentablemente estos números no son muy diferentes en cualquier otro país que ya lleve décadas de adopción del estilo de vida y alimenticio estadounidense que ha promovido la globalización.
Más específicamente, la falla renal de etapa final (ESRD por sus siglas en inglés), — cuando los riñones dejan de hacer su trabajo adecuadamente y la persona requiere de diálisis— coincide con el aumento en el diagnóstico de diabetes que ha sucedido en los últimos 40 años.
Y aunque hasta la fecha el alto consumo de proteína se sigue ligando a los problemas renales, el aumento en la incidencia de ESRD ha sido inversamente proporcional al consumo de carnes rojas, el que ha ido disminuyendo en los las últimas cuatro décadas.
La dieta para la insuficiencia renal
Es común hasta la fecha que para el tratamiento de condiciones crónicas de los riñones se sugiera lo que se conoce como la dieta renal. Esta dieta, normalmente incluye alimentos refinados o altos en almidones y bajos en fibra, porque es común que los alimentos altos en fibra sean altos en minerales que la dieta renal busca restringir en casos de IRC o ESRD.
La razón de esta restricción reside en que cuando los riñones no hacen adecuadamente su trabajo, minerales como el potasio, el fósforo y el sodio tienden a acumularse, causando varios problemas de salud.
No obstante, desde el punto de vista sistémico y centrado en el origen de la condición (la resistencia a la insulina y la inflamación), esta restricción no es adecuada tomando en cuenta que, como ya hemos abordado antes, las dietas altas en carbohidratos de almidones son proinflamatorias. Y tanto la insuficiencia renal crónica como la falla renal y la hipertensión son condiciones inflamatorias desde su origen.
Una dieta para varias enfermedades
Tomando en cuenta lo anterior, una adecuada dieta para reducir marcadores de hiperglucemia e hiperinsulinemia, basada en evidencia de los últimos 20 años, como una dieta baja en carbohidratos, puede ser una herramienta útil al mismo tiempo para IRC y ESRD, con sus detalles específicos dependiendo de la etapa de disfunción renal, así como el resto de los marcadores del paciente.
En otras palabras, la dieta renal y la diabética no son opuestas, y muchos de los alimentos en la dieta renal típica no son adecuados si queremos reducir marcadores de inflamación sistémica que fomenta la disfunción renal, sus causas y consecuencias.
Entendiendo esta lógica que cada vez más evidencia soporta, podemos concluir que una dieta baja en alimentos de alto índice glucémico para la diabetes, igualmente será útil para IRC y ESRD, especialmente si los alimentos son ricos en nutrientes antiinflamatorios.
Nutrientes esenciales antes que restricciones minerales
Independientemente de los minerales que se restringen comúnmente, una dieta baja en carbohidratos pero al mismo tiempo rica en vitaminas, fitonutrinetes, ácidos grasos y aminoácidos esenciales, permite limitar la inflamación y mejorar marcadores que afectan el balance de minerales. De esta forma, la ingesta de minerales en esta dieta puede no ser tan baja como se recomienda de manera general.
Es decir que cuando la alimentación se cambia de una proinflamatoria basada en alimentos ultraprocesados y ricos en glucosa, por una dieta de alimentos naturales mínimamente procesados, bajos en glucosa y además ricos en nutrientes antiinflamatorios, los niveles de minerales no requieren reducirse, ya que el valor de los nutrientes del cambio de alimentación es mayor que el posible daño que pudieran causar las cantidades de potasio, sodio o fósforo que se consideran elevadas.
De este modo, minerales como el potasio, aunque debe mantenerse en niveles que tomen en cuenta la disfunción renal, tampoco requieren ser tan bajos cuando con los alimentos ricos en potasio vienen micro y macronutrientes que ayudan a minimizar el estado inflamatorio tanto de de la diabetes, como la hipertensión y la propia disfunción renal.
Recomendaciones desactualizadas
Es importante tomar en cuenta que la recomendación que considera la disfunción renal como condición inflamatoria sistémica debe implementarse dependiendo de cada caso, ya que lamentablemente en las etapas finales de disfunción renal, ni siquiera una mejor alimentación es suficiente para detenerla. En este punto, el paciente puede ya depender completamente de la diálisis para hacer el trabajo de sus riñones, y solamente espera un trasplante.
Sin embargo, una alimentación natural, mínimamente procesada, que limite la ingesta de harinas refinadas y otros carbohidratos de rápida digestión, es saludable para las tres condiciones estrechamente relacionadas: diabetes, disfunción o insuficiencia renal e hipertensión.
Lamentablemente, este es un enfoque sistémico que no se termina aun de integrar en las recomendaciones médicas y nutricionales, las cuales siguen empleando líneas guías basadas en evidencias que ahora sabemos nunca fueron suficientes como para establecerse como recomendaciones oficiales. Como por ejemplo, que el 60% de las calorías diarias provengan de carbohidratos.
Reducir la inflamación es clave en la insuficiencia renal
Con todo lo anterior, concluimos que, a pesar de que aun se maneja así genéricamente por profesionales de la salud, no existe una sola dieta renal. En ciertos aspectos, esta dieta debe ser específica para para cada caso, especialmente en cuanto a proteínas, potasio, fósforo y sodio.
Pero lo que sí es común en una dieta renal cuando la etiología está ligada a la diabetes, como en el caso de la nefropatía diabética (la principal razón moderna de falla renal), es el aspecto antiinflamatorio necesario de la alimentación. Y esto especialmente cuando también existe en el mismo paciente diagnóstico de hipertensión, lo que lamentablemente es demasiado común.
¿En qué consiste una dieta renal actualizada al entendimiento de la inflamación sistémica como causa subyacente? Ya mencionamos algunos puntos, pero en un próximo artículo ahondaremos en el tema, especialmente desde el punto de vista preventivo, que es el enfoque principal del contenido de Cuídate Hoy.
Johansen, K., Chertow, G., Foley, R., Gilbertson, D., et al. (2021). US renal data system 2020 annual data report: epidemiology of kidney disease in the United States. American Journal of Kidney Diseases, 77(4), A7-A8. https://doi.org/10.1053/j.ajkd.2021.01.002
Ko, G., Obi, Y., Tortoricci, A., & Kalantar-Zadeh, K. (2017). Dietary protein intake and chronic kidney disease. Current opinion in clinical nutrition and metabolic care, 20(1), 77. https://doi.org/10.1097/MCO.0000000000000342
Kontogianni, M., Zampelas, A., & Tsigos, C. (2006). Nutrition and inflammatory load. Annals of the New York Academy of Sciences, 1083(1), 214-238. https://doi.org/10.1196/annals.1367.015
Kuczkowski, A., & Brinkkoetter, P. T. (2017). Metabolism and homeostasis in the kidney: metabolic regulation through insulin signaling in the kidney. Cell and tissue research, 369(1), 199-210. https://doi.org/10.1007/s00441-017-2619-7
Odermatt, A. (2011). The Western-style diet: a major risk factor for impaired kidney function and chronic kidney disease. American Journal of Physiology-Renal Physiology, 301(5), F919-F931. https://doi.org/10.1152/ajprenal.00068.2011
Pereira, R., Ramos, C., Teixeira, R., Muniz, G. et al. (2020). Diet in Chronic Kidney Disease: an integrated approach to nutritional therapy. Revista da Associação Médica Brasileira, 66, s59-s67. http://dx.doi.org/10.1590/1806-9282.66.s1.59
Tuttle, K., Bakris, G., Bilous, R., Chiang, J., et al. (2014). Diabetic kidney disease: a report from an ADA Consensus Conference. American journal of kidney diseases, 64(4), 510-533. https://doi.org/10.2337/dc14-1296
[…] comorbilidades factores de riesgo fueron la anemia drepanocítica (una enfermedad rara), la disfunción renal crónica, las leucemias y los linfomas, la falla cardiaca y la diabetes, en ese orden. Además encontró que […]